1918 – 1933. Una universidad ajena a la politiquería
Descontentos con el manejo de la Universidad Republicana que había acogido a numerosos alumnos del antiguo Externado, estos y algunos profesores plantean reabrir la institución fundada por Nicolás Pinzón.
Lo que les disgusta son los compromisos de las directivas de la Republicana con movimientos y dirigentes políticos, lo que, consideran, le resta independencia a la academia.
La gota que llena la copa es la decisión del rector, Eugenio J. Gómez, de adherir públicamente a la candidatura presidencial de Marco Fidel Suárez en 1910. La adhesión, sin embargo, hubiera podido ser a cualquier otro candidato: lo que resultaba inaceptable para estudiantes y maestros era que el rector tratara de comprometerlos con un movimiento político.
De acuerdo con la tradición externadista, las preferencias partidistas y de otros órdenes como la religiosa, debían ubicarse en el terreno personal. La institución debía defender su filosofía liberal, sin optar por candidatos o partidos. Por esa razón, a brazo partido tuvieron que luchar unidos, profesores y estudiantes del Externado, reabierto en 1918, para conseguir la independencia de la frágil institución y sacudirse intereses diferentes a los de la educación para la libertad.
En Marzo de 1918 se constituye la Junta Directiva integrada por algunos externadistas de la primera época y profesores de la Universidad Republicana: Tomás O. Eastman, Nemesio Camacho, Lucas Caballero, Ricardo Hinestrosa, Pedro C. Manrique, Enrique Olaya Herrera, Eduardo Santos, Luis Eduardo Nieto Caballero, Antonio José Iregui, para organizar la restauración del Externado, que reinició tareas el 2 de abril de 1918 en un local ubicado en la carrera décima número 276. En 1919 se traslada a la sede de la Plaza de Nariño, en San Victorino.
El carácter de un rector
Como rector es designado el jurista boyacense Diego Mendoza Pérez, abogado egresado de la Universidad Nacional junto con Nicolás Pinzón Warlosten.
Como conocedor de la sociología que era, Mendoza propuso el estudio de la sociedad con criterio científico como elemento crucial de la formación de los abogados y tomó decisiones que hablan por sí solas de su compromiso con el avance de la sociedad colombiana. Al abrirles las puertas de la Universidad a los obreros y jóvenes de la capital colombiana, este rector fue pionero en la implantación del programa de Extensión Universitaria, desconocido hasta entonces en Colombia.
Además de la de Derecho, se abrieron las escuelas de Matemáticas e Ingeniería, para acoger a los alumnos de la Universidad Republicana que adelantaban esos estudios. En 1924 la institución se concreta a Derecho y ciencias sociales y políticas.
Sigue la lucha por la independencia
A partir de 1922 cuando en la Convención Liberal de Ibagué el General Benjamín Herrera, reconocido y admirado jefe de la colectividad, plantea la necesidad de aunar los esfuerzos del partido en una sola institución afiliada, el Externado debe enfrentar nuevos desafíos para garantizar su independencia. Tras unos meses de cierre, estudiantes y profesores se negaron a caminarle a la idea y se apartaron del proyecto, al tiempo que invitaban a Mendoza Pérez a reasumir la rectoría.
Pasan algunos años y, una vez más, el Externado se ve enfrentado a la posibilidad de perder libertad, de reducir su independencia. No era la primera vez, pero tampoco fue la última. En esta oportunidad don Diego hubo de oponerse al presidente Enrique Olaya Herrera, quien propuso incorporar al Externado en una gran universidad pública.
Por lo demás, el Externado fue pionero en el establecimiento de la participación estudiantil en las decisiones universitarias. El 19 de diciembre de 1923, en el periódico El Tiempo, aparece el aviso que anuncia la apertura de la Universidad en 1924. En este se incluyen el reglamento y la nómina de profesores.
“El Externado se regirá por un rector, y el Consejo directivo integrado por él, tres profesores delegados por el cuerpo de los mismos y dos alumnos elegidos por el Consejo de Estudiantes, compuesto por un alumno de cada curso, elegido directamente por sus compañeros”. Los estudiantes Carlos A. Sanín y Arcadio Suárez Blanco, fueron los primeros personeros de sus compañeros.
Y todo aquello continuaba sucediendo en precarias sedes arrendadas. De la Plaza de Nariño, el Externado pasó al barrio de Las Nieves.
En 1933 fallece el rector Diego Mendoza Pérez