Testigo ternero, Limón, Bolívar
Obra Silencios
Juan Manuel Echavarría y Fernando Grisalez.
Este ternero en medio de un abandonado salón de clase, con sus expuestas costillas y la delgadez de sus orejas, nos habla de su vida y del territorio que lo rodea. Las vocales escritas encima del tablero y la perfección manual de los números sobre la pared, nos informan sobre la precariedad y el ingenio de la pedagogía rural, en pleno siglo XXI. Las manchas blanquecinas y verdosas del pizarrón y de las paredes; el piso comido por la hierba, la ausencia de voces infantiles; los ojos del abandonado animal, todo ese universo escolar contiene la lacerante y dolorosa demanda de los artículos 44 y 67 de la Constitución Política, sobre el derecho de las niñas y los niños a la educación.