Renovación en las direcciones de programas en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Durante el año en curso, las direcciones de programas de Trabajo Social, Antropología, Sociología e Historia fueron renovadas por nombramientos del Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. A los(a) docentes investigadores(a) David Bravo, Claudia Cano, Álvaro Toledo y José Fernando Rubio, respectivamente, directores de tales programas, un sincero agradecimiento por su labor al frente de estas unidades académicas durante varios años. Bienvenidas y bienvenidos las y los siguientes docentes investigadores que han asumido esta nueva responsabilidad y los mejores deseos para su gestión.

Izabel Solyszko Gomes, directora del programa de Trabajo Social

De nacionalidad brasileña, llegó a Colombia a realizar un posdoctorado en la Universidad de los Andes, alrededor de la problemática de las mujeres víctimas del conflicto armado y sus estrategias de resistencia del feminicidio. Se vinculó a la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas del Externado por encontrar grandes afinidades en este proyecto, considerado referente en Trabajo Social en América Latina.

Trabajadora Social por la Universidad Federal de Mato Grosso (Brasil). Magíster en Trabajo Social por la Universidad Federal de Rio de Janeiro (Brasil). Doctora en Trabajo Social por la misma universidad. Posdoctora en Género y Desarrollo por la Universidad de los Andes (Colombia). Integrante del área de investigación en Estudios de Familia de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Externado de Colombia; desde enero de 2021 ocupa la dirección de la carrera de Trabajo Social. Actualmente coordina el proyecto sobre “Familia y Violencias”, en el cual investiga sobre políticas públicas y feminicidios y hace parte de las investigaciones “Temporalidades en la modernidad tardía”, la cual indaga sobre los usos del tiempo libre y la autonomía de las mujeres; las “Múltiples violencias contra las mujeres víctimas del conflicto armado desde el proceso de ‘re-territorialización’” y “Sujetos de reparación colectiva en la ley 1448/2011”. Integra el Banco de Consultoras del Instituto Patricia Galvao, la Red Internacional de Animación (RIA) y la Red de Estudios sobre Conflicto y Paz (REDCONPAZ). Conferencista y ‘tallerista’. Autora de artículos científicos y capítulos de libro sobre feminicidios, violencia de género y conflicto armado, feminista, tiene experiencia como trabajadora social en comunidades y atención a la violencia contra las mujeres, investigadora y docente en pregrado y posgrado en los temas de los derechos humanos, género, violencia de género, familia y sociedad, políticas públicas, impartición de justicia y feminicidios.

Sobre los desafíos actuales del Trabajo Social, dijo:

“El Trabajo Social hoy está destinado a comprometerse y a dar respuestas. Porque la tarea de la profesión es, principalmente, la defensa de los derechos. En este momento de la pandemia que se alarga, en el que se multiplican las vulnerabilidades, en un momento socioeconómico muy denso, tenemos el compromiso de trabajar por los jóvenes para su acceso a las políticas públicas; ayudar a diseñar una reforma laboral que genere más empleo, y mejores condiciones de vida, un sistema de salud pública accesible, no como mercancía sino como derecho. Es un momento muy emblemático para el ejercicio profesional del Trabajo Social, comprometido con la construcción de paz, con políticas públicas más universales, y con respuestas para la violencia en general y para la intrafamiliar, que se agudizó en la pandemia porque las mujeres debieron confinarse con su agresor”.

Sobre la imagen asistencialista que tiene la profesión

“Nuestro compromiso es con la garantía de los derechos, garantizados constitucionalmente, y por los tratados internacionales y con la construcción de las condiciones para que se vivan en la cotidianidad. Como profesionales estamos teórica y políticamente comprometidos con la transformación social, no hacemos clientelismo ni asistencialismo, no estamos haciendo favores. No se trata de ayuda, de caridad o de solidaridad. Es una profesión que existe porque es absolutamente necesaria en una sociedad con tanta violencia, desigualdad social y concentración de la riqueza. Estamos anclados en las políticas públicas, en la comprensión de los problemas y en el diseño de proyectos y la planeación. Nos asocian con la práctica, con el hacer, con el intervenir, pero nuestra profesión es importante también para comprender los fenómenos. Es una disciplina con una relación profunda entre la teoría y la práctica. El pensar y el actuar”.

 

Bernardo Pinilla Zuleta, nuevo director del programa de Antropología

Magíster en Conocimiento y Cultura en América Latina del Instituto Pensamiento y Cultura en América Latina IPECAL (México), docente de Antropología desde 2012, ha sido profesor de la maestría en Dinámicas Rurales y Globalización. Cuenta con amplia experiencia en trabajo de campo, diálogo intercultural e investigación relacionada con los derechos de los pueblos y comunidades étnicas. Coordinó el equipo encargado del cumplimiento del Auto 004 de 2009 de la Corte Constitucional sobre 36 pueblos indígenas en riesgo por desplazamiento y conflicto armado desde la Dirección de Asuntos Indígenas, Rom y Minorías, del Ministerio del Interior.

Es asesor de la Defensoría del Pueblo en temas relacionados con derechos indígenas, afrocolombianos raizales y palenqueros. Hace seguimiento y acompañamiento al cumplimiento de diferentes fallos judiciales sobre los derechos de los pueblos étnicos minoritarios y a la implementación del capítulo étnico del Acuerdo Final de Paz.

En el sector privado se ha desempeñado en Geocol Consultores, como coordinador temático de consulta previa; en P1 Energy (Sucursal Colombia), como gestor social; en Soluciones Ambientales y Sociales, consultorías integrales (SA&S) como antropólogo, y en South American Exploration LLC sucursal colombiana como antropólogo y coordinador de gestión social. También ha sido consultor en la Organización Internacional para las Migraciones, en la Fundación Ideas para la Paz (FIP) y antropólogo investigador en la Fundación Wakuaipaa.

Sobre el papel actual de la Antropología dijo el nuevo director:

“La antropología en el Externado debe ser una disciplina abierta a un diálogo amplio con las demás ciencias sociales y humanas, que permita lecturas complejas de la realidad. Hay situaciones relacionadas con la diversidad étnica y cultural, con el racismo, con la xenofobia, problemas de la juventud, económicos, culturales, políticos, que deben ser materia de reflexión no solamente desde una perspectiva académica. La Antropología tiene un desafío desde el punto de vista de la investigación y desde la acción social y política, en un diálogo entre la academia y la realidad social”.

Sobre los temas culturales más acuciantes para la juventud:

“Hay una crisis ambiental que es preocupación fundamental de muchos movimientos juveniles, que plantean diferentes perspectivas de relación con la naturaleza. Hay crisis de un modelo económico que profundiza la brecha entre ricos y pobres y que implica, en muchas regiones del país, un futuro sin esperanza para muchos jóvenes. Es un contexto económico muy complejo al que se suman conflicto armado y economías ilegales. Tenemos desafíos en cuanto a proponer alternativas: cómo pensar el Estado, los territorios, cómo implementar el desarrollo del Acuerdo Final de Paz, con la participación de los jóvenes”.

Sobre la presencia de los pueblos indígenas en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas:

“Eso tiene una gran potencia en términos del futuro de la Facultad, como proyecto académico con énfasis en investigación. Porque esa presencia nos ha planteado que existen otros sistemas de conocimiento, otras lógicas y sentidos de vida que nos permiten hacer lecturas de realidad diferentes a las de la tradición europea. Formas diferentes de relación con la naturaleza, con el territorio, con la norma, con la familia; diferentes maneras de entender la juventud y la niñez. Todo eso hace parte fundamental de esas interacciones multiculturales que hacemos en la Facultad”.

 

Laura Escobar, directora del programa de Sociología

Socióloga con formación interdisciplinaria, egresada del Externado de Colombia; magíster en Desarrollo Rural de la Universidad Javeriana. Manejo de temas territoriales, conflicto armado, derechos humanos, mujer y niñez indígena, sistemas alimentarios, seguridad, autonomía y soberanía territorial y alimentaria, movimientos sociales y luchas campesinas. Formación con énfasis en la investigación social, manejo de herramientas de recolección, sistematización y análisis, experiencia en la elaboración de proyectos de investigación, y educación popular con comunidades campesinas.

Tiene experiencia en acompañamiento con comunidades negras del Pacífico en regiones en situación de conflicto armado, trabajo con consejos comunitarios e investigación en torno a los conflictos ocurridos tras el recrudecimiento del conflicto y la implementación de proyectos económicos de gran escala. Experiencia de trabajo de campo con comunidades indígenas de diferentes regiones del país, haciendo investigación sobre la situación de estas poblaciones particularmente en temas alimentarios, territoriales y económicos. Trabajo de acompañamiento e investigación con población campesina organizada frente a proyectos de extracción minera en Boyacá. Actualmente cursa un doctorado en pensamiento complejo.

Sobre los desafíos del programa de Sociología, señala:

“Desde hace 20 años nuestra Facultad de Ciencias Sociales nos está planeando unos retos a nivel sociopolítico, que hoy son completamente evidentes y tienen que ver con la tensión entre la democracia como modelo deseable y la exclusión social, política y cultural a niveles nacional y mundial. Esta tensión refleja la incapacidad que tiene el Estado para darles cabida a unos diálogos con una pluralidad política tan grande como lo evidencia el paro nacional. El reto para la Sociología es generar no solo teorías sino más bien métodos para la construcción de diálogos con múltiples voces, y desde múltiples miradas. Y que se responda desde ahí al recrudecimiento de la violencia que, finalmente, es el resultado de la incapacidad de reconocer las voces diversas”.

Sobre la realidad actual de las comunidades indígenas, destacó:

“Tenemos evidentemente una deuda histórica y, además, se necesita una interpretación histórica compleja, de larga duración frente a los pueblos originarios, no solamente indígenas sino también afrocolombianos y campesinos. También debemos realizar una lectura que permita reconocer en los pueblos indígenas sus saberes como respuestas a problemas que son nacionales y globales, que no pueden seguir siendo vistos como saberes locales para ellos (primero hay que reconocerlos y respetarlos en cuanto a derechos), pero, además, un reconocimiento de los saberes, de las formas de organización, de solución de conflictos, de alimentación, de asuntos ambientales, que deberían verse como un aporte a los problemas de orden nacional”.

 

Marco Gómez Jaramillo, director del programa de Historia

Es magíster y doctor en Humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid (con beca del Externado), con tesis doctoral cum laude. Profesor de las cátedras de Civilizaciones, Estudios de crisis, Teoría historiográfica y Estructuralismo, entre otras. Ha sido director del área de Economía, Trabajo y Sociedad, de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, donde ha trabajado temas como el trabajo y el empleo en Colombia y ha dirigido diversas tesis de pregrado y posgrado. Se ha interesado en el análisis de los enfoques teóricos y metodológicos de la disciplina histórica, la historia de las independencias latinoamericanas y de las propuestas científicas en torno a las ciencias sociales. Actualmente trabaja en una investigación sobre los vínculos que existen entre el cuerpo humano, la mente y la historia.

Sobre lo que tiene que decir la Historia sobre el momento en que vivimos:

“No es posible hacer un análisis coyuntural de lo que estamos viviendo, que no corresponde ni siquiera a este Gobierno. Se trata de una serie de situaciones históricas estructurales que tienen que ver con el poder, con las élites, con el campo, con nuestra relación con la naturaleza, con la forma en que hemos organizado la economía. De manera que la Historia no solo cumple el papel de coleccionar los datos, o de señalarnos las cosas que hicimos mal, sino de relacionar y organizar las situaciones estructurales que no han podido generar una sociedad con bienestar, tranquilidad y paz”.

“La Historia cumple la función de analizar por qué y cómo estamos donde estamos, lo que impacta directamente la realidad coyuntural. Lo difícil es que las voces que imperan escuchen el análisis y los planteamientos que la Historia puede dar, y eso es un reto que tienen los historiadores y el programa de Historia del Externado. Los científicos sociales han hecho un trabajo muy importante, pero tienen un vacío en la comunicación con la sociedad. Tenemos que entrar en unos contextos modernos, en sintonía con los nuevos intereses de nuestros estudiantes, que tienen que ver con la ecología, los medios, las nuevas plataformas, lo que no implica confundir la calidad con el medio de comunicación; implica vincularlos a una realidad que nos demanda nuevos recursos, herramientas y horizontes”.

La importancia del pasado en el presente:

“Para una persona que va al psicoanalista, el conflicto se ubica en el presente, a pesar de que el trauma está localizado en su historia. La historia debe impactar el presente para tener un horizonte de felicidad y de bienestar, que es lo que, al final, buscan todas las ciencias”.

¿El que no conoce la Historia está condenado a repetirla?

“Es imposible repetir el pasado, porque la Historia es como un río que fluye. Sin embargo, si no se conocen los elementos que nos llevaron al sitio donde estamos, no vamos a tener la capacidad de solucionar y organizar el presente. Más que repetir la Historia, el problema es no poder comprenderla”.