Lux Non Occidat
Museo y Archivo Histórico
El Museo y Archivo Histórico del Externado es el comienzo de un viaje iniciático. Lleva de la oscuridad a la luz. De las brumas del despotismo, del autoritarismo y de la ignorancia a la luz de las libertades, de la democracia, de la ciencia y la educación. Al hacer su recorrido se encontrará la realización de una promesa: Después de las tinieblas se conquistó la luz y ella ya no se extingue. Es el peso simbólico de la transición en los lemas fundacionales del Externado: Post tenebras spero lucem se transforma en Lux non occidat.
Se ilumina un nuevo mundo
La maduración de la idea de libertad motivó en Hispanoamérica profundas transformaciones y enfrentó a los nuevos Estados a un complejo proceso de organización. El Virreinato del Nuevo Reino de Granada, un área de algo más de 2.600.000 kilómetros cuadrados en el norte de Sur-América formaba parte del imperio español. En 1819 su territorio se unió con el de la Capitanía General de Venezuela y pasó a ser la República de Colombia –que en términos generales abarcó a las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá–.
Idearios filosóficos inalcanzables en tiempos coloniales llegaron a estas tierras. El sentido y el alcance de la libertad empezaron a ser debatidos. En medio de la agitación política se fueron asentando los postulados liberales. Los destellos del liberalismo se enriquecieron por aquellos tiempos y llegaron a la Constitución de 1863, para tomar un renovado impulso.
Algunas de las piezas:
Una sociedad que se debate con su pasado
A mediados del siglo XIX, en Colombia se entronizó un sistema político bipartidista. En términos generales, en sus inicios formaron parte del grupo conservador los terratenientes, esclavistas, militares y el clero; mientras que con el sector liberal mostraron afinidad los comerciantes, artesanos y esclavos. Los intelectuales, campesinos, indígenas y labradores se vincularon a uno u otro bando, de acuerdo con sus convicciones ideológicas y motivaciones materiales.
La población bordeaba los 2 millones de habitantes, era abrumadoramente rural y tenía una esperanza de vida que escasamente llegaba a los 30 años. Era una sociedad de haciendas, caracterizada por la desigualdad social, el analfabetismo y carencias extremas de todo tipo.
Las arraigadas estructuras coloniales comenzaron a enfrentar su ruptura gracias a las políticas públicas implementadas a partir de 1849, en lo que se conoce como la «Revolución Liberal de Medio Siglo», cuya intención era abolir el absolutismo y las prebendas de clase. La Constitución de 1863 profundizó el camino hacia el «liberalismo radical». Los términos radicalismo y radicales se comenzaron a utilizar de manera creciente en referencia al movimiento político y sus adeptos, que buscaban hacer cambios profundos, de raíz. Su etimología remite a las palabras latinas radicalis y radix: lo relativo a la raíz.
Algunas de las piezas:
La luz no se extingue. El primer Externado
Los primeros nueve años del Externado (1886 – 1895) forjaron una impronta que se plasmó en la voz latina Lux non occidat (La luz no se extingue). Con orgullo, era portada por los «hijos mayores» en el escudo que recibían al momento de su grado. Se habían formado como librepensadores, individuos autónomos, consecuentes con el esfuerzo propio pero solidario, entusiasmados por el conocimiento de vanguardia. Ingresaban para emprender la lucha contra las tinieblas, aquellas que empezaron a rodear el conocimiento y la vida política de Colombia, pero confiados en que su paso por el Externado bastante contribuiría para superarlas. Post tenebras spero lucem (Después de las tinieblas espero la luz) era entonces la afirmación del escudo de los «hijos menores», los primíparos de aquellos años.
Un estudiante de aquel primer Externado afirmó que el fundador, Nicolás Pinzón Warlosten, había asumido «la responsabilidad universitaria de la democracia». Se trató de una particular paradoja, pues el Externado inició sus labores en medio del despliegue de restricciones a las libertades civiles y enfrentando todo tipo de intimidaciones derivadas de la Constitución de 1886. La adversidad forjó su temple.
Algunas de las piezas:
El Externado del siglo XX
Estos espacios se encuentran en construcción y por ahora se presentan algunos ejemplos del tipo de piezas patrimoniales que serán exhibidas. Se cubren en ellos los años de cierre del Externado (1895 – 1918) y las rectorías de Diego Mendoza Pérez (1918 – 1933) y Ricardo Hinestrosa Daza (1933 – 1963).
Algunas de las piezas:
Educación para la libertad
El Museo conserva la oficina de Fernando Hinestrosa quien asumió la rectoría en 1963. La desempeñó durante cerca de medio siglo. El Externado se multiplicó en todo sentido. No solamente se construyó su nueva sede en la calle 12, en un comienzo los edificios A y B inaugurados en 1969, sino que las Facultades y los programas de estudio se desplegaron hacia múltiples áreas del conocimiento en las ciencias sociales. El Externado se fortaleció al punto de ser una de las primeras universidades del país en recibir la acreditación institucional.
Los hechos del Palacio de Justicia y la violencia que vivía el país en los años ochenta causaron la muerte de un grupo de sus más connotados profesores y enlutaron a la comunidad externadista. Pero el Externado conservó su firmeza y fueron definitivas sus propuestas para nutrir la Constitución de 1991.
Algunas de las piezas: