Los retos para un sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación incluyente y equitativo
Expertos debatieron sobre los desafíos en materia de política, gobernanza y evaluación de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación Tecnológica (CTeI).
Investigadores y docentes del Externado, de la School of Public Policy del Georgia Institute of Technology, la Universidad de Montreal y de distintos sectores de la sociedad discutieron varios puntos para fortalecer el sistema de ciencia, tecnología e innovación en Colombia.
Gonzalo Ordóñez-Matamoros, decano de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales-FIGRI, resaltó que tanto la capacidad para formular políticas como para evaluar su desempeño ha madurado bastante, donde hace 22 años la investigación en Colombia era invisible, razón por la cual se necesitó implementar un sistema de información y evaluación robusto para ilustrar la toma de decisiones y facilitar la comunicación entre pares. Dicha evolución se debe al trabajo juicioso y sistemático de diferentes actores.
“Una de las maneras de mejorar las condiciones de investigación fue establecer la evaluación a través de indicadores, para visibilizar la actividad y dar cuenta de sus méritos y resultados; igualmente fue necesario mejorar la comunicación al interior de la comunidad científica para promover la cooperación entre ellos, y apoyar la toma de decisiones de política tanto institucional/empresarial como de política pública dentro del sector. No obstante, tenemos que mejorar varios puntos en el sistema de evaluación en temas de investigación, pues el sistema de medición de ese entonces ya no funciona y está generando comportamientos y procesos indeseables. Los problemas, retos y oportunidades son hoy distintas a los de hace 22 años”, dijo Ordóñez-Matamoros.
Por ejemplo, uno de los temas que se debe impulsar es disminuir las brechas que existen en temas de género. ¿Qué se está haciendo en términos de medición al respecto? De acuerdo a Cassidy R. Sugimoto, científica y profesora de la School of Public Policy del Georgia Institute of Technology, hay un vacío en la comprensión en torno a la elección de los problemas a resolver con CTeI y a los procesos de producción de conocimiento científico, en el que la investigación sobre un tema concreto produce resultados distintos si se pensara desde la perspectiva de la raza y el género de los(as) científicos.
“Los estudios han demostrado las barreras sistémicas que impiden a las mujeres y a otras poblaciones minoritarias acceder y ser parte de la ciencia. Para mejorar el campo científico, las políticas y organizaciones deben facilitar el acceso a más personas y más recursos”, dijo Sugimoto.
Por su parte, Luis Antonio Orozco, docente de la Facultad de Administración del Externado, cree que otro de los grandes retos que tenemos es la medición para poder hacer desde la formulación hasta la trazabilidad de los resultados para el desarrollo de políticas de ciencia y tecnología.
“El gran problema es que los modelos de medición actuales ya han llegado a su límite. Desafortunadamente se dan procesos donde hay practicas corruptas que buscan aumentar el número de indicadores para acceder a los beneficios que dan los incentivos en el marco de la política”, comentó Orozco.
El docente propone pasar a un modelo de valoración de ‘assessment’ en el cual se tenga en cuenta historias, evaluaciones de casos y de formas, en las que a través del tiempo se logre un desarrollo de programas de investigación que cuenten las transformaciones que se dan en la sociedad.
“Tenemos que poner en diálogo los saberes tradicionales, culturales, religiosos e inclusive ideologías políticas con los avances de la ciencia, organizando claramente los que son productores de conocimiento, los usuarios y los beneficiarios y las políticas creando puentes entre ellos”, puntualizó.
Por último, el decano Gonzalo Ordóñez resaltó la importancia de este tipo de diálogos entre academia y sociedad civil para poder entender las complejidades propias de un sistema de CTeI tan diverso y en un país tan rico pero a la vez tan inequitativo y violento como Colombia, donde se requiere de políticas públicas y sistemas de medición que apoyen y orienten el comportamiento de las organizaciones hacia un país más equitativo, justo y sostenible ambientalmente.