Pieza del mes

Octubre de 2024

Palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense) – Autor desconocido s.f.

Catalina Ruiz del Villar – Voluntaria del Lux non occidat y estudiante de Trabajo Social

En el Museo y Archivo Histórico del Externado, hay una pieza que simboliza de manera única la vida y el crecimiento de nuestra universidad: una pequeña escultura de la palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense), que recibió como obsequio Fernando Hinestrosa Forero en 2003 con ocasión de los 40 años de su rectoría. La Palma de cera es el árbol nacional de Colombia en virtud de la Ley 61 de 1985. En las décadas finales del siglo XX se consolidó como un importante símbolo del Externado, habitando en los jardines de nuestra Casa de Estudios.

Con la adopción simbólica de la Palma de cera por parte del Externado su imagen figura en diversas distinciones, documentos, publicaciones y espacios universitarios. Este símbolo representa la esencia de nuestra Casa de Estudios, reflejando su compromiso con una educación libre y democrática; su crecimiento lento, rectitud y la forma en la que se destaca por encima de los demás árboles encarnan los valores y espíritu de los(as) externadistas.

De la colección Lux Non Occidat: Museo y Archivo Histórico.

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Es crucial recordar que este emblema surgió en uno de los periodos más difíciles que ha enfrentado la universidad: la Toma del Palacio de Justicia en 1985 y la violencia narcoterrorista que marcaron algunos de los momentos más trágicos de la historia reciente de Colombia. Para el Externado, estos hechos significaron la pérdida de destacados profesores y egresados. Hoy en día, la entrada norte del Bloque B alberga un espacio que honra la memoria de las víctimas asesinadas durante esos años de violencia.

Alfonso Reyes Echandía, Carlos Medellín Forero, Manuel Gaona Cruz, Fabio Calderón Botero, José Gnecco Correa, Emiro Sandoval Huertas, Ricardo Medina Moyano y Darío Velásquez Gaviria, víctimas del Holocausto del Palacio de Justicia en 1985; así como Rodrigo Lara Bonilla (1984), Hernando Baquero Borda (1986), Carlos Ernesto Valencia (1989) y Enrique Low Murtra (1991), víctimas del narcoterrorismo.

Los hechos ocurridos entre el 6 y 7 de noviembre de 1985 en el centro de Bogotá fueron una muestra exacerbada del terror que vivieron los colombianos. Esos días son recordados en el Externado con profunda tristeza y conmoción. Tras los sucesos, el 9 de noviembre, el rector Fernando Hinestrosa condenó los actos violentos con palabras que resuenan hasta hoy: «Sentimos dolor en todo nuestro ser, tristeza, desconcierto, amargura, desolación, pesadumbre de patria, de universidad, de familia. Estamos efectivamente destrozados; no podemos aceptar el absurdo de lo ocurrido; nos rebelamos ante la realidad fatal; quisiéramos despertar de esta horrible pesadilla». Estas palabras marcaron la despedida a las víctimas, evocando el principio fundamental: Honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere.

En 1986, al cumplirse los 100 años del Externado, se inauguró el Jardín de los Maestros Ausentes para honrar la memoria de estos profesores y egresados mártires. Inicialmente, se sembraron 11 palmas de cera, que luego aumentaron a 174 en el campus, representando la resiliencia y el papel de la universidad como un símbolo “vertical y eterno, cuya individualidad, altivez, autenticidad y perduración simbolizan cabalmente el espíritu del Externado”, como lo expresó Fernando Hinestrosa. Este jardín es un recuerdo vivo de la lucha por la educación y la justicia social.

El bronce, en las manos y en la creatividad de quien esculpió esta Palma de cera, se transformó en un objeto que hoy continúa expuesto en el mismo lugar del despacho del rector Hinestrosa. Para el Externado es una pieza de inmenso valor histórico porque recoge su esencia y expresa su sentido dentro de la educación en Colombia.

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