Cuarenta años después, la ‘Promoción 84B’ regresa al Externado para revivir su historia
Los egresados de la Facultad de Derecho regresaron a la que fue su Casa de Estudios para descubrir un campus que ha cambiado, pero que sigue siendo su hogar. El encuentro fue organizado por la Asociación de Antiguos Alumnos, en cabeza de su director Julio Ignacio Medina.
En medio de la plazoleta del A, donde se encuentra ubicada la estatua de Ricardo Hinestrosa Daza (padre) y Fernando Hinestrosa (hijo), rectores de nuestra Casa de Estudios, se reunió la Promoción de 1984 B de la Facultad de Derecho, la misma de la que es egresado nuestro actual rector Hernando Parra Nieto. La reunión estuvo llena de sonrisas, abrazos y palabras cálidas de aquellos que 40 años atrás recorrían incautos y con emoción la que se convertiría en su alma máter.
Las sensaciones fueron muchas pero la nostalgia marcó el reencuentro. Pareciera como si hubiera sido ayer cuando más de 30 jóvenes, que conformaron esta promoción, llegaron por primera vez a nuestra Universidad. El campus ha cambiado, por supuesto, tenemos un mezanine en el Edificio A que le hace un homenaje a la primera mujer abogada en Colombia: Rosa Rojas Castro (1959). Algo que hace un par de décadas habría sido impensable, pero que actualmente es un hecho y concuerda con la importancia que las mujeres tienen en nuestra sociedad.
“Aquí estudié. Aquí fui docente. Aquí viví años muy felices de mi vida. Encontrarla tan linda, tan moderna, no causa sino alegría. Y encontrarnos todos los compañeros aquí en el sitio donde empezamos a ser amigos, donde hicimos nuestra carrera es solo motivo de afecto, gratitud y cariño”, dijo Viviana Barberena, egresada de la promoción de 1984 y líder de la organización del encuentro.
“¡Pero cómo está de cambiada!”. “¡Qué bonita y crecida está!”. “Este edificio es nuevo…”, fueron algunas de las frases espontáneas que dijeron los egresados de la ‘Promoción 84B’; esa misma que defienden con orgullo y que además distinguen de la A con jocosidad y fraternidad. Algunos de los egresados llegaron a la Universidad Externado de Colombia como foráneos, desconocedores de la capital. Sin embargo, podrán conservar esta, la que es su casa, como un lugar donde siempre podrán encontrarse de nuevo.
Hasta un salón del Edificio I llegó la ‘Promoción B’ después de haber recorrido los caminos de la Universidad que actualmente se adorna y cubre con diferentes tonos de verde que se van intercambiando y mezclan al andar. Allí, nuestra decana de la Facultad de Derecho, Emilssen González de Cancino, mencionó que el grado del 84 es uno de los más numerosos que ha tenido el Externado. Orgulloso templo de importantes juristas que enaltecen el legado externadista. También tenemos egresados y egresadas que hoy son docentes en nuestro campus como Bernardo Vela, director del doctorado en derecho o la profesora de Derecho Civil, Martha Neme.
Uno a uno se fueron ubicando en sus sillas, y como es costumbre, la decana González de Cancino llamó a lista. Hubo quienes viajaron desde lejos para acudir a la reunión; la misma en la que se recordaron anécdotas y se hablaron sobre los más «churros» de la clase, uno de ellos, nuestro rector Hernando Parra Nieto, que respondió con una frase de Quevedo a la propuesta de ser incluido entre el listado: “El verso dice así: ‘Cuando yo quise ustedes no quisieron. Y ahora que ustedes quieren yo no puedo…”.
A la cita también acudió una figura entrañable entre muchos, doña Ruby, la encargada de informar las notas a los jóvenes que aspiraban con convertirse en abogados. “Ella era la secretaria de Rectoría. La que nos entregaba los resultados de los parciales y de los exámenes. Le decíamos: “Doña Ruby, ¿ya salieron las notas?”, relató una egresada asistente al encuentro.
“Me da una alegría inmensa ver todas estas caras que hace rato no veía. Prácticamente me da ganas de llorar de la felicidad. Ustedes ocupan en mi corazón un sitio muy especial. Gracias por acordarse de mí”, afirmó doña Ruby.
Hoy, aquellas mujeres y hombres que soñaron con ser abogadas(os) ya lo son. Con las anécdotas que evocaron aquellos años de juventud, las(os) egresadas(os) cerraron la jornada con el corazón reconfortado. El tiempo ha cambiado sus vidas y el Externado, pero no los lazos que forjaron. Este reencuentro no solo reafirmó su legado externadista, sino que dejó claro que, sin importar cuántas décadas pasen, siempre tendrán un lugar a donde regresar.