Innovación y sostenibilidad como claves para desarrollar modelos de negocio no tradicionales

En un espacio de diálogo, expertas(os) hablaron sobre formas de generar energía renovable y alternativa en el contexto de la transición energética. Ofrecieron sus perspectivas sobre los retos y oportunidades que enfrenta Colombia en su camino hacia un futuro más sostenible.

El sector energético en Colombia enfrenta desafíos complejos relacionados con la integración de la demanda en la formación de precios y la competitividad del mercado. Es por eso que hablar sobre modelos de negocio no tradicionales en medio de la transición energética se hace cada vez más apremiante.

La Universidad Externado de Colombia llevó a cabo este martes 5 de noviembre un conversatorio impulsado por el Departamento Minero-Energético de la Facultad de Derecho, que reunió a figuras destacadas del sector para analizar cómo se puede avanzar en modelos alternativos e innovadores desde una mirada sostenible.

Milton Montoya, director del departamento, subrayó la importancia de un enfoque adaptado a la realidad colombiana:

“El reto enorme que tenemos es cómo hacemos que la transición energética, con su característica de electrificación, sea compatible con la disponibilidad de recursos propios y se materialice de manera sostenible y responsable”.

El análisis de Montoya abordó las metas que deben establecerse para la transición en el corto y mediano plazo. “Debemos tener metas muy puntuales para 2030, y pensar en horizontes más amplios hacia 2050 y 2070”, comentó, enfatizando la necesidad de integrar eficiencia energética y nuevos modelos de negocio, como las comunidades energéticas y la descentralización del mercado eléctrico.

Nuestra directora académica, Sandra Verano, destacó por su parte que los modelos no tradicionales de negocios tienen el potencial de transformar el sistema energético.

“La implementación de tecnologías modernas como redes eléctricas inteligentes y almacenamiento de energía permiten aumentar la eficiencia energética y reducir las pérdidas en el sistema. Este es un asunto que se debe abordar con una mirada al futuro”, señaló.

Según la profesora Olga Pérez, del Departamento Minero Energético, el sistema eléctrico en Colombia y en otros mercados regulados a nivel mundial tiene dos grandes tipos de negocios: los de redes y los de generación y comercialización. Las redes, por su naturaleza monopólica, requieren una regulación estricta, mientras que los negocios de generación y comercialización deberían operar en un esquema competitivo.

Sin embargo, en Colombia, la generación tiene una participación limitada en la competencia y la comercialización prácticamente no ha competido, creando una brecha regulatoria que limita la respuesta de la demanda y la formación de precios efectivos.

Beatriz Yemail, directora de GAMES Economics en Bogotá, complementó esta visión al señalar la importancia de la adopción de nuevas tecnologías y la digitalización en el sector energético. La experta resaltó la necesidad de regulaciones que impulsen la modernización y competitividad en un mercado en transición.

“Las empresas enfrentan barreras significativas, como la necesidad de inversiones sustanciales, tanto en tecnologías específicas como en infraestructuras complementarias y capital humano”, puntualizó.

Por su parte, Mario Rubio, secretario técnico del Comité Asesor de Comercialización (CAC), destacó la complejidad de aplicar modelos de negocio no tradicionales en Colombia: “Hoy, a pesar de avances globales, seguimos con metodologías de comercialización desactualizadas. Los incentivos para la generación distribuida y otras innovaciones no están siendo reflejados en la normativa, y eso es un problema que el mundo tampoco ha resuelto plenamente”.

Rubio también mencionó la importancia de actualizar las tarifas y los marcos regulatorios: “La fórmula tarifaria sigue siendo la misma desde hace años, y no refleja los desarrollos en generación distribuida ni la gestión de datos. Es necesario un cambio que incluya estos modelos para avanzar hacia un sistema más moderno y eficaz”.

Luis Alonso, investigador del MIT Media Lab, mencionó un enfoque futurista basado en datos y mutualismo: “La tecnología es solo una herramienta; lo importante es cómo las(os) usuarias(os) perciben su utilidad. Con los medidores inteligentes, se nos presenta un futuro donde estos dispositivos actúan como mayordomos en casa, optimizando el consumo energético”, expresó.

A su vez destacó la importancia de sistemas descentralizados y resilientes que, al igual que los ecosistemas naturales, deben funcionar con base en un mutualismo que beneficie a todas las partes:

“No vamos a tener ecosistemas energéticos sostenibles sin colaboración; necesitamos un win-win (gana-gana) para todos”, dijo.

La discusión también abordó las posibles fuentes de energía de alta densidad como la fusión nuclear. “Es sorprendente que no se hable más de la fusión, una energía limpia y de alta densidad que podría revolucionar nuestro mix energético en los próximos 10 o 20 años”, añadió Alonso.

Enfatizó el papel crucial de los datos en la economía del siglo XXI: “El futuro estará basado en datos. Deberemos formar cooperativas de datos donde las(os) usuarias(os) decidan qué compartir, generando nuevos negocios y valor añadido”.

El encuentro destacó la necesidad de fomentar políticas que promuevan tanto la oferta como la demanda en el mercado energético. Como lo señaló Montoya, es fundamental avanzar en un “sandbox regulatorio” que permita a las empresas probar modelos innovadores y preparar el terreno para una regulación más efectiva y acorde con las nuevas realidades energéticas.