Cátedra Unesco en el Externado: “La justicia debe trascender a la retribución y la participación limitada”

En un evento de gran trascendencia académica y social, se llevó a cabo el Congreso Nacional de la Cátedra Unesco ‘Derechos Humanos y violencia: gobierno y gobernanza’, liderado por el Centro de Investigación en Política Criminal de nuestra Casa de Estudios.

Este espacio, dedicado a reflexionar sobre los retos de los derechos humanos en contextos de violencia en Colombia, tuvo como eje central las prácticas de justicia transicional y restaurativa, con un enfoque en las víctimas como protagonistas del cambio.

El primer panel, desarrollado el pasado jueves 14 de noviembre, se centró en lo que significó el desarrollo del libro Cautelar la vida y la muerte: la protección en la justicia transicional restaurativa de la JEP. Ariel Sánchez, miembro de la Oficina Asesora de la Justicia Restaurativa, destacó la importancia de las medidas cautelares dentro de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

“La noción de medida cautelar, reinterpretada por la JEP, ha permitido actuaciones de justicia tempranas que no dependen de sentencias, sino de un relacionamiento colaborativo a nivel nacional. Esto prioriza la protección y la justicia inmediata, con las víctimas en el centro del proceso”, afirmó.

Durante su intervención, Sánchez subrayó cómo actualmente las víctimas no solo participan en las medidas cautelares, sino que las impulsan, configurando formas concretas de incidencia en la justicia restaurativa. Este enfoque permite integrar componentes técnicos con ejercicios de memoria y dignificación. También reconoció el rol de las mujeres buscadoras como defensoras de derechos y protagonistas en la construcción de la justicia.

Uno de los momentos más impactantes y conmovedores del evento fue el relato sobre la audiencia pública en San Onofre, en lugares marcados por la violencia, como la finca El Palmar, un sitio de tortura y desaparición. Allí, las medidas cautelares trascendieron lo normativo para convertirse en un acto simbólico y restaurador.

“Proteger un lugar es también proteger a las buscadoras, su duelo y su memoria. Cada actuación en la búsqueda debe ser un ejercicio de dignificación y resignificación”, enfatizó Sánchez. Esta audiencia incluyó un ejercicio simbólico en El Palmar, que culminó en la reconstrucción de un pequeño monumento destruido, una acción que representó la protección de memorias y tejidos sociales afectados por la violencia.

Comprender y atender el dolor de las víctimas 

El evento también abordó la necesidad de integrar saberes y prácticas culturales en los procesos de justicia. Ariel Sánchez señaló que los talleres preparatorios pueden convertirse en espacios de armonización y plegarias, reconociendo la diversidad cultural y espiritual de las víctimas. Esta perspectiva intercultural busca transformar las audiencias en espacios que trascienden lo judicial, convirtiéndolos en encuentros de reconstrucción social.

Bibiana Sarmiento, coordinadora de la Cátedra Unesco, reflexionó sobre las percepciones de las víctimas frente a los procesos de justicia transicional y destacó cómo el sufrimiento y la indignación por la persistencia de la victimización marcan su relación con la búsqueda de justicia.

“Muchos relatos están profundamente atravesados por el dolor y una visión de la realidad influenciada por los hechos victimizantes que han vivido. Para algunas víctimas, la justicia sigue percibiéndose como un castigo que no se concreta, lo que genera una sensación de insatisfacción con los procesos en curso”, explicó.

Sin embargo, resaltó una característica esperanzadora: las víctimas tienden a humanizar a los responsables, especialmente a aquellos con menor rango jerárquico, reconociendo sus historias personales y dignificándolas en el marco del diálogo restaurativo.

Sarmiento enfatizó la importancia de gestionar adecuadamente las expectativas de las víctimas respecto a la justicia transicional. Según su análisis, muchas personas no son conscientes de las etapas que aún faltan en los procesos de la JEP y tienden a evaluar la justicia con base en resultados inmediatos, como la indemnización económica.

“La justicia para las víctimas debe trascender a la retribución y la participación limitada para construir un cambio de paradigma que promueva una reparación integral. Para las víctimas, la verdad no se reduce a lo factual; también implica entender el significado de lo vivido y la complejidad de los impactos en sus proyectos personales y familiares”, afirmó.

Con perspectiva de género 

Durante el panel “Las medidas restaurativas de reparación para las víctimas de la violencia sexual en la JEP”, Patricia Guerrero, líder de la Liga Mujeres Desplazadas, compartió la experiencia de La Ciudad de las Mujeres, un espacio construido como un territorio seguro para las sobrevivientes de la violencia sexual y el desplazamiento.

Este proyecto, concebido como un símbolo de resistencia y reconstrucción, ha enfrentado ataques constantes, incluyendo el incendio del Centro Comunitario conocido como El Corazón de las Mujeres. “A pesar de estos ataques, lo reconstruimos, resistimos, y seguimos adelante, pero la violencia patriarcal y la falta de garantías del Estado persisten, dejando a muchas mujeres en la ruina económica, política y emocional”, afirmó Guerrero.

Su testimonio evidenció la necesidad de fortalecer los mecanismos de justicia restaurativa, no solo para reparar el daño causado, sino también para prevenir que las sobrevivientes sigan enfrentando formas de violencia económica, política y social que perpetúan su vulnerabilidad.

Durante el Congreso Nacional de la Cátedra Unesco ‘Derechos Humanos y violencia: gobierno y gobernanza’ el tema central e hilo conductor que desarrolló el diálogo fue la justicia transicional con vocación restaurativa. En cada uno de los paneles en los que nos acompañaron importantes expertas(os) se destacó que en la actualidad se debe impulsar un modelo más cercano e íntimo que ayude a las víctimas y construya tejido social desde diversos enfoques interdisciplinarios.