El Coronel que se convirtió en maestro (1933 – 1963)
Señalado por su antecesor Diego Mendoza en su lecho de muerte para sucederlo en la rectoría del Externado, el abogado externadista Ricardo Hinestrosa asumió el cargo tras su designación por parte del consejo directivo de la Universidad, con un valioso bagaje de defensa de las libertades y de ejercicio del Derecho dentro de criterios democráticos y de justicia social.
El antiguo Coronel de la Guerra de los Mil días, que entendió que su vida no tendría sentido si primero no se ganaba la libertad, fue un humanista integral, que reconocía la cultura como el rasgo que nos hace verdaderamente humanos, pues nos permite interpretar la realidad más allá de las expresiones primarias. Así, al equiparar lo bueno y lo justo con lo bello, hizo de su cátedra un ámbito de conocimiento universal.
Sin haber salido nunca del país, Hinestrosa Daza dominaba el inglés, el francés, el italiano y el alemán, lo que le permitía leer autores jurídicos y literarios en su lengua original, traducir los textos para sus alumnos y hasta cantar las óperas de su predilección en su lengua vernácula. Fue crítico de pintura y de poesía, profesor de matemáticas y cultivó la tertulia intelectual con su amigo de toda la vida el maestro Baldomero Sanín Cano.
Como magistrado que fue de la Corte Suprema de Justicia en el año 1935, Ricardo Hinestrosa Daza contribuyó con sus sentencias y decisiones a apuntalar jurídicamente las transformaciones que, desde el gobierno, proponía el Presidente Alfonso López Pumarejo, para ubicar a Colombia en la modernidad y modelar instituciones para un país más justo, igualitario y democrático.
Pero también supo administrar la herencia del Externado, al punto que logró comprarle casa propia a una Universidad que había nacido paupérrima.
Hacia el final de su rectoría, seguido de sus alumnos, se plantó con firmeza frente a las amenazas de cierre por parte de las sucesivas dictaduras civil y militar, que a partir de 1946 rompieron el curso de una Colombia libre y pacífica.
En 1957, lideró el establecimiento de ASCUN, la Asociación Colombiana de Universidades, para defender la autonomía universitaria y mejorar la calidad de la educación superior y fue el primer presidente de la organización.