Por un turismo responsable y comunitario
Un grupo de hoteleros establecidos en un paraíso caribe conocido como Isla Múcura, trabaja para integrar a los habitantes locales a sus proyectos turísticos. Sin embargo, reclaman el aporte estatal para sacar a las comunidades adelante.
El tema se analizó en el quinto encuentro del ciclo de conferencias de Turismo y Posconflicto, de la Facultad de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras. Carlos Flórez y Julián Pedrero, hablaron de su experiencia en la Isla Múcura, una de las 10 que integran el archipiélago de San Bernardo, en el golfo de Morrosquillo, en el mar Caribe. Una zona reconocida por su belleza, su riqueza en fauna y flora, sus playas y aguas cristalinas.
Desde hace ya varios años, continuando el trabajo de su padre, el ecólogo especialista en Sistemas de Información Geográfica (SIG), Carlos Flórez se ha dedicado a construir un hotel en esta isla, apoyándose, principalmente, en los habitantes locales y en las tradiciones del lugar.
“La Isla Múcura es un lugar que cuenta con una gran riqueza de ecosistemas. Además, es un patrimonio cultural, gastronómico y folclórico”, dice Flórez.
Para el desarrollo de Dahlandia, nombre que se le dio al destino turístico, Flórez cuenta que buscó armonizar el hotel con la cultura y las tradiciones de la comunidad. Por ejemplo, las habitaciones, que son quioscos con techos hechos de palma de coco, evocan lo tradicional de esta hermosa Isla.
Señaló el conferencista invitado cómo a pesar del desarrollo turístico que incluye varios hoteles de diferente categoría, Isla Múcura carece de los servicios básicos más importantes: desde agua potable, hasta educación para sus niños, lo que pone en evidencia el abandono estatal.
“A pesar de ser una Isla tan bella y donde cada vez más crece el turismo, en otros aspectos la comunidad está totalmente abandonada. Es complicado lograr establecer una balanza. Es entonces cuando los habitantes ven llegar a entes de turismo y solo buscan cómo sacar ‘una tajada’”, reflexiona el expositor.
Flórez hizo referencia a su experiencia, derivada de una alianza con Julián Pedrero, fundador de Outown Colombia, empresa social de turismo rural sostenible, con el fin de a articular a la comunidad de una manera integral, para obtener un beneficio a largo plazo, consistente, más allá de lo poco que pueden lograr de manera informal de los visitantes.
“La idea es sembrar la educación de experiencias con el turismo sostenible, rescatando así la tradición y las costumbres. La prioridad es rescatar todo lo local y sacarlo adelante”, complementa Pedrero.
Para implementar esto en Isla Múcura fue necesario buscar los grupos de interés, los contactos comerciales y clientes potenciales y, en especial, identificar las necesidades de la población para realizar una contribución seria y perdurable al desarrollo económico, político y social, porque para Julián Pedrero, el turismo puede cambiar las perspectivas de vida “empezando por los niños”.
Y aunque aún falta mucho, la colectividad ya está empezando a identificar los beneficios de la llegada del turismo a la Isla, a dejar atrás el conflicto armado y avanzar hacia un verdadero cambio en la vida de las personas.