¡A Colombia le llegó la hora de mirar al futuro!

Sergio Bittar, presidente del Consejo Chileno de Prospectiva y Estrategia lo planteó claramente cuando dijo: “América Latina (y Colombia) no han podido despegar porque no han sido capaces de mirar al futuro”.  Estamos ubicados como economía, en los últimos vagones del desarrollo mundial, con todas las penurias clásicas que esta fase de evolución económica y social trae consigo.

Autor: Francisco José Mojica. Doctor en Ciencias Humanas de la Universidad de París, Director del Doctorado en Administración y del Centro de Pensamiento Estratégico y Prospectiva de la Universidad Externado de Colombia.

Esto es, una dependencia marcada de actividades económicas relacionadas con la exportación de materias primas, en cuyos procesos productivos se genera poco valor agregado, acompañado de una moderada incursión de las familias y las empresas en el mundo digital “inteligente”, a lo cual se suma un bajo rendimiento en educación en todos los niveles.

Esto último, es evidente si tenemos en cuenta el pobre desempeño de nuestros bachilleres en las pruebas Pisa, y la débil figuración de nuestra educación superior en el panorama mundial. Sin embargo, al respecto nos contentamos con la pírrica victoria de tener 2 instituciones entre las 10 primeras de América Latina, según el Ranking QS 2022.

Esto se constituye en un círculo vicioso en el que estamos enredados desde hace mucho tiempo: no somos competitivos en nuestra estructura productiva porque no investigamos, no incorporamos de manera intensiva el conocimiento en los diferentes sectores y no investigamos, porque aún tenemos una educación es deficiente y con precarias tasas de cobertura.

A mi juicio, la causa principal del círculo vicioso está en nuestra miopía para concebir y plantear el desarrollo. Mirar solo a la altura de la nariz y dejarnos ganar por el día a día. De hecho, los países de alto desarrollo se caracterizan porque poseen planes estructurantes de largo plazo, vale decir, porque sin perjuicio de las políticas de gobierno, cuentan también con políticas de Estado. Han logrado anteponer los intereses del futuro a los intereses parciales del corto plazo.

Afortunadamente, ya comienzan a aparecer algunas luces al final del túnel. Ha sido muy grato constatar dos importantes decisiones del Estado que nos avivan el fuego de la esperanza. Se trata de dos decretos del gobierno central que fueron promulgados a finales del año pasado.

El primero fue el decreto 1893 de 31 de diciembre de 2021 que reestructura el Departamento Nacional de Planeación y crea una Sub Dirección de Prospectiva y Desarrollo, encargada de impulsar los estudios de futuro en las instituciones y territorios del país. El segundo consiste en el decreto 1666 de 6 de diciembre de 2021 que modifica el sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación y orienta el desarrollo científico tecnológico del país, pensándolo prospectivamente; es decir, comprometiendo el largo plazo. Dos potentes faros que esperamos permitan que nuestras instituciones, ahora sí, sean capaces de iluminar el presente de Colombia con la luz poderosa del futuro.

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