Lecciones transformadoras desde Harvard y MIT para el Externado
Estudiantes de la Maestría en Administración de Empresas del Externado participaron en el International Academic Program, una experiencia única en Harvard y MIT que transformó su visión de la innovación, el liderazgo y la colaboración global. Durante el programa, exploraron ecosistemas de vanguardia en Boston y Cambridge, aprendiendo de expertos internacionales.
El International Academic Program fue una experiencia transformadora que amplió nuestros horizontes en innovación, liderazgo y colaboración global. Los participantes tuvieron la oportunidad de aprender de profesores excepcionales y profesionales de diversas partes del mundo, quienes compartieron sus conocimientos en las instalaciones de Harvard y MIT, dos de las universidades más prestigiosas a nivel global.
Cada profesor dejó enseñanzas indelebles que han impactado tanto la vida de las(os) externadistas que tuvieron la oportunidad de participar. Sin duda, una experiencia que los transformó profesional y personalmente.
A continuación se presentan, a modo de testimonio, los aprendizajes fundamentales que las(os) estudiantes tuvieron durante el viaje.
Aprendizajes fundamentales
La innovación debe guiarse por una misión fundamental y un propósito superior: garantizar la mejora, evolución y prosperidad de la humanidad y de la vida en nuestro planeta. Este propósito —innovar desde y para la vida— fue un tema recurrente en las visitas a Boston y Cambridge, donde instituciones como el Massachusetts Institute of Technology y Harvard University ejemplifican este enfoque.
Ambas universidades están comprometidas con enfrentar los grandes desafíos de la humanidad, como el cambio climático, la salud y la inteligencia artificial, combinando pensamiento visionario con aplicación práctica para asegurar que la innovación sea tanto teórica como transformadora. En nuestra era, la acción climática es una de las misiones más críticas para la supervivencia humana. La amenaza existencial de la degradación ambiental requiere soluciones urgentes y escalables.
Marco Muñoz, asesor senior de la Rectora de MIT, detalló cómo esta universidad asume esa responsabilidad mediante el desarrollo de tecnologías de energía renovable y captura de carbono, alineando su misión científica con la sostenibilidad global. Este enfoque demuestra que enfrentar los grandes retos de la humanidad requiere una integración de ciencia avanzada, aplicación práctica y una perspectiva profundamente humanista.
Alejandro Fiuza explicó que Massachusetts ofrece un entorno excepcionalmente fértil para la innovación, la investigación y los negocios. Con universidades de clase mundial, ecosistemas vibrantes de startups y políticas públicas de apoyo, el estado permite que las ideas audaces prosperen. Los incentivos a nivel federal y estatal, junto con un marco legal y financiero robusto, reducen barreras para investigadores y emprendedores.
Además, el énfasis en la colaboración entre academia, industria y gobierno crea un entorno donde la investigación se convierte en negocios viables, consolidando a Boston y Cambridge como epicentros de avances globales en biotecnología, energía renovable e inteligencia artificial.
La educación en estos centros es impulsada por una misión y basada en proyectos, alineando el aprendizaje con un propósito claro. Este modelo enfatiza la aplicación del conocimiento para resolver problemas reales, convirtiendo la educación en una experiencia transformadora.
- Según Eduardo Garrido, los estudiantes aprenden enfrentando desafíos sociales, desarrollando resiliencia, adaptabilidad y una mentalidad emprendedora.
- Christina Wallace destacó la importancia de aceptar el fracaso como aprendizaje, promoviendo la experimentación y la iteración.
- Eric Mazur resaltó la necesidad de reconciliar la mentalidad académica con la visión emprendedora, priorizando siempre la pedagogía sobre la tecnología para fomentar habilidades relevantes y oportunidades de incubar ideas.
Durante la visita, las(os) estudiantes exploraron varios centros de innovación y emprendimiento como Harvard Innovation Labs, Cambridge Innovation Center, Harvard Grid, MIT – The Engine y el Ragon Institute. Estos espacios reúnen startups, investigadores e inversores en un entorno colaborativo que fomenta la creatividad y acelera la comercialización de ideas disruptivas. Funcionan como piezas interconectadas de un ecosistema que facilita el intercambio de conocimiento, mentoría y acceso al capital, demostrando cómo la innovación prospera a través de la sinergia entre educación, industria y emprendimiento.
Según Matthew Kressy, el diseño centrado en las personas y el pensamiento sistémico son pilares de este ecosistema, asegurando que la innovación responda a las necesidades y experiencias humanas.
Este enfoque prioriza la empatía, creando soluciones deseables, viables y factibles, mientras que la narración de historias garantiza que incluso las innovaciones más técnicas sean accesibles y significativas. La colaboración multidisciplinaria es clave, ya que ningún campo puede resolver los complejos desafíos interconectados de nuestro tiempo.
En última instancia, las lecciones de Boston y Cambridge destacan el poder de alinear la innovación con las necesidades humanas. Desde la educación hasta el emprendimiento, el enfoque se centra en resolver problemas relevantes, construir soluciones duraderas y fomentar un ecosistema donde la colaboración y la empatía impulsan cambios significativos.
Reflexiones de una experiencia transformadora
Visitar Boston y Cambridge y entender el ecosistema en la vida real, su valor y sus principales motores ha sido una experiencia realmente extraordinaria. Este intercambio demuestra las oportunidades que ofrecen estos ecosistemas como nichos únicos que, aunque no sean replicables, pueden colaborar internacionalmente para generar nuevos ecosistemas e inspirarnos a innovar y traducir estas ideas en nuestras propias organizaciones. Romper las nociones preconcebidas sobre estos espacios ha sido esencial. Es crucial reconocer su papel como terrenos fértiles para la innovación, donde la convergencia de actores fomenta una cultura de generación de ideas y comercialización orientada al impacto.
Hemos aprendido que el enfoque no debe estar en el número de estudiantes o profesoras(es), sino en la integración de diversos factores y agentes, y en el grado de colaboración entre ellos. Estos incluyen empresas, estudiantes, investigadoras(es), universidades, empresas consolidadas, laboratorios e instituciones gubernamentales. El compromiso de los gobiernos federal y del estado de Massachusetts para potenciar estas capacidades es notable y constituye un factor fundamental para su éxito.
Las experiencias grupales nos brindaron la oportunidad de fortalecer vínculos con los participantes del Programa Académico Internacional (IAP) y de establecer valiosas redes con conferencistas, gestores y fundadores. El desafío ahora es aprovechar estos aprendizajes para fortalecer los ecosistemas locales. Pequeñas transformaciones —como innovaciones pedagógicas en las aulas, dinámicas mejoradas en laboratorios y una comunicación más efectiva del conocimiento para su apropiación social— pueden generar un cambio significativo y desencadenar un efecto dominó en la innovación.
El verdadero valor de este intercambio no radica solo en el conocimiento adquirido, sino también en las relaciones construidas y la inspiración generada.
Los lazos formados entre los participantes, expertos e instituciones representan una base para futuras colaboraciones e innovaciones compartidas. Al continuar nutriendo estas conexiones, abrimos puertas al crecimiento colectivo, a ideas transformadoras y a impactos significativos. Esta experiencia nos desafía a adaptar lo aprendido a nuestros propios contextos, catalizando cambios en aulas, laboratorios y comunidades. Juntos, con una visión compartida y un compromiso con la mejora de vidas, podemos mantener el impulso de este viaje y crear ecosistemas que prosperen en colaboración, propósito e impacto.
Las(os) estudiantes de la Maestría de Administración de Empresas consideran que participar en este programa debería ser una prioridad para otras(os) externadistas y profesoras(es) de la Universidad Externado de Colombia. La oportunidad de aprender de algunas de las mejores mentes del planeta, en entornos de excelencia y de arrolladora fertilidad, es un privilegio que inspira a transformar nuestras comunidades y enfrentar los retos del futuro con creatividad, colaboración y propósito.
«Sin lugar a duda, volvimos de esta experiencia con horizontes expandidos, diversas reflexiones de gran envergadura, y una inmensa motivación para seguir explorando las infinitas posibilidades que el futuro tiene para ofrecer», concluyeron las(os) externadistas participantes.