El cuento, un género para todos
¿Quién no ha leído cuentos tan asombrosos como “El patito feo”, donde un pequeño cisne es el animal más sombrío de todos los lagos? ¿O “El Soldadito de plomo”, donde un juguete cojo se enamora de la hermosa bailarina? ¿Recuerdan el traje invisible de un emperador cuyo propósito no es más que sostener su reino entre apariencias y orgullo? Historias leídas por generaciones enteras, escritas por Hans Christian Andersen, leyendas que nos hacen recordar a Esopo, Perrault o Jean de La Fontaine, algunos de los mejores fabulistas de la historia.
Andersen era hijo de un humilde zapatero, que apenas lograba sostener a su familia con pan, agua y, ocasionalmente, algunos guisantes. Gran parte de sus cuentos hablan del fracaso y los conflictos humanos, aunque impregnados al final, en muchos de ellos, de esperanza y reconciliación. Fábulas que nos remiten a la importancia de la compasión, como sucede en “La niña de los fósforos”, o al enlace sensitivo de la fraternidad, como en el cuento “La margarita”. El danés percibe que en la fragilidad de la vida, asiste el ímpetu de su narración.
Más de 200 historias componen la obra “Cuentos”, cuya densidad ficcional avanza desde las pulsiones malignas, la zozobra del ser humano y la mezquindad terrenal, hasta el consuelo, la fe y el valor espiritual. En palabras de Horacio Quiroga sobre Hans: “Tenía frío, hambre, ardor y vida al mismo tiempo”.
Este mes recomendamos los “Cuentos” de Hans Christian Andersen, un libro para leer en familia e indagar sobre la persistencia humana, un autor que nos reconcilia en numerosas ocasiones con la misericordia, el perdón y la felicidad.
*Reseña elaborada por Hellman Pardo, administrativo de la Biblioteca.