Todo lo que tengo lo llevo conmigo
Antes de ganar el premio Nobel, Herta Müller solo tenía dos libros publicados en español. La editorial Siruela le apostó al libro de relatos “En tierras bajas” y a la novela “El hombre es un gran faisán en el mundo”. El pronunciamiento de la Academia Sueca en 2009 resultó sorpresivo para los hispanohablantes. Común fue la expresión por aquellos días de ¿Ha escuchado hablar de Herta Müller?
Fue en 2009, precisamente, cuando aparece en Alemania “Atemschaukel”, traducida al español como “Todo lo que tengo lo llevo conmigo”. La obra es un largo poema en prosa (304 páginas) ambientado en el régimen de Stalin de la Unión Soviética. Narra la historia de Leopold Auberg, rumano deportado muy joven a un campo de trabajo forzado.
Al estilo de Müller, en el libro tiene constancia la poesía descriptiva. Es notable, por ejemplo, la permanencia continua de el ángel del hambre. El hambre que circunda como una presencia vana por los corredores del gulag, un niño intruso que se esconde día y noche. O la representación del pesado cemento que se rompe sin cesar por la escasa fuerza que tienen los reos y que termina esparciéndose por todas partes, pegándose a la cara de víctimas y victimarios. O la presencia del armuelle, esa planta de sabor amargo que, en ocasiones, el ángel del hambre obliga a consumir solo con un poco de sal y apenas a medio hervir. O las frecuentes peleas por las migas de pan que los guardias dejan caer al suelo. “Todo lo que tengo lo llevo conmigo” es una brillante narración que describe el horror de los rumanos deportados a la antigua Unión Soviética en la época de la postguerra.
Müller no recurre a las pasiones humanas para detallar su relato. En los personajes no existe el odio, el desarraigo o el resentimiento. En ellos permanece la esperanza, la promesa de que un día todo aquello terminará. Mientras se respire, se vive, dice Leopold en un aparte del libro.
Historia sensitiva y aguda, “Todo lo que tengo lo llevo conmigo” es una obra que conmueve, retratando otra verdad desconocida y para muchos olvidada: lo que queda después de una gran guerra, algo semejante a la desilusión.
*Reseña elaborada por Hellman Pardo, funcionario de la Biblioteca.