Una danza en el viento
“Danzantes del viento”, antología de la obra de Jamioy, publicada por el Ministerio de Cultura, es un acercamiento a la tradición del pueblo Camëntsá. Manifestaciones como la cosmovisión del yagé, el origen del mundo, la memoria vegetal y el trabajo de alfarería, tan característico de esta comunidad, están latentes a lo largo del libro.
Siguiendo las palabras del prólogo de Guillermo Sánchez: “preocupado por la trascendencia, por los ecos de esta naturaleza y por el río inevitable del tiempo, Hugo no duda en explorar también el amor, la soledad y la denuncia”.
El poeta indígena de la cultura Camëntsá, Hugo Jamioy Juagibioy, camina en los brotes que cosecha su tierra, en el fuego que ilumina la lengua Camêntsa. Sin misterio, como pocos rincones en la poesía colombiana, sabe encender los elementos del mundo en simples palabras. Las disemina por los lenguajes del país y recibe en sus manos la raíz antigua de su origen. Es su idioma el idioma que canta a la luz, al sueño y a la huella. Dice el poeta en “Buscándome”: Durante años / he caminado buscándome. / Cómo voy a encontrarme / si los lugares donde escarbé / están fuera de mi tierra.
Así mismo, este autor colombiano funda su universo poético con los cantos ancestrales, con las plegarias consumadas, con la herencia oral de su pueblo, siendo fiel a su historia. En el poema “En la tierra”, Jamioy nos dice: No es que esté obligando / a mi hijo / a trabajos forzados / en la tierra; / Solamente / le estoy enseñando / a consentir a su madre / desde pequeño.
Junto a Vito Apüshana y Fredy Chakangana, Jamioy es el poeta indígena más reconocido de nuestro país. “Danzantes del viento” nos recuerda que su cultura es también patria, parte de esta Colombia que suele olvidar la riqueza del ámbito creador de los pueblos nativos.
*Reseña elaborada por Hellman Pardo, funcionario de la Biblioteca.
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