‘Las Distancias’: Una mirada íntima a la vida no contada de Luis Carlos Galán

Sergio Ocampo Madrid, docente de la Facultad de Comunicación Social del Externado, escribió una novela de no ficción que habla sobre el hijo no reconocido de Luis Carlos Galán. Una historia que cuenta la realidad de un país excluyente y de una sociedad que se desarrolla entre distancias.

Imagínese esta escena: un líder político bastante reconocido, quien pudo llegar a ser presidente de Colombia de no ser porque un narcotraficante le arrebató la vida, está sentado sobre la cama de una de las pequeñas habitaciones de una modesta casa en Madrid, Cundinamarca, hablando sobre política, el clima, los trancones, el estado de la vía y libros con un joven muy parecido a él. Aquellos escritos encuadernados que solo comparte con quien más quiere, en este caso, con alguien que, a pesar de ser tan cercano, se siente tan distante como si no lo fuera.

-Necesito que me devuelvas el libro. Es para mi hijo mayor. – le dijo el líder político al joven.

A él le dolió que le pidiera el libro que asumió como un regalo muy especial, pero, sobre todo, le dolió aquello que decía que era para su hijo mayor. Su hijo mayor era él.  

Lo que usted acaba de leer es parte de un fragmento de un libro de casi 200 páginas que narra un encuentro que tuvo Luis Alfonso Galán Corredor con su padre: Luis Carlos Galán Sarmiento, uno de los políticos colombianos más importantes del siglo XX y quien sigue siendo ovacionado por su valentía al enfrentar a la mafia. Pero esta historia no se trata de él, sino de Luis Alfonso, su hijo no reconocido.

‘Las Distancias’, el más reciente libro de Sergio Ocampo, docente externadista, explora a través de la no ficción los pensamientos, sentimientos, sensaciones y reflexiones de Luis Alfonso con respecto a la relación que mantuvo con su padre hasta el día de su muerte. Para Ocampo, el proceso de escritura de esta novela fue todo un reto, no solo porque podía “incomodar” con la historia, sino porque debía plasmar, en cada palabra y en cada descripción, lo que Luis Alfonso sintió en aquel momento luego de más de 50 horas de entrevistas, emociones y sensaciones.

“Yo estaba haciendo un perfil de Luis Carlos Galán y me encontré con que a los 22 años había tenido un hijo con su empleada de servicio. Busqué a su hijo, lo encontré, él me empezó a contar todo y yo le dije: ‘su vida es una novela y me gustaría contarla’. Y ahí empezó un proceso de nueve años de investigación y de cuatro de escritura. Visitando los lugares que él visitó y conociendo a parte de su familia”, explicó Ocampo.

Este libro, narrado en primera persona, nunca incluye el nombre de Luis Carlos Galán en el relato, al contrario, el autor decidió que Luis Alfonso se refiriera a él como “Él”. “En ningún momento el protagonista tiene alguna intención de revancha, no quería dañar la imagen de su padre. Al contrario, quería humanizarlo y mostrar otra faceta del hombre que el país conoció solo a través de las pantallas y las plazas públicas, pero también quería mostrar la segregación y lo que vivimos como sociedad”, agregó Ocampo.

Y es que no solo lo dice por Luis Alfonso, sino por su madre, María Isabel, quien es descrita en el libro como una mujer decidida, trabajadora y muy sensible ante cada situación que debió atravesar junto a su hijo. Cuando murió Galán ella no lloró en público, lo hizo sola y en silencio, siempre se mantuvo firme ante las exigencias al padre de su hijo por su manutención, pero nunca perdió su horizonte, no es una casualidad que su nombre aparezca al final del libro como una dedicatoria.

“Esta es la historia que nunca entra en la historia oficial, la historia de los seres humanos pequeños, de los héroes anónimos cuya heroicidad depende del esfuerzo que tienen que hacer por salir adelante, por vivir, por prosperar”, dijo Ocampo.

Enseñar por medio de la literatura

Ocampo dice que todo el proceso de escritura del libro fue como una catarsis para el personaje, un ejercicio psicológico de todo lo que no había podido decir porque muchos medios de comunicación le cerraron las puertas cuando él intentó contar la historia y eso es lo que él quiere enseñarles a sus alumnos.

“En ninguna parte lo escucharon y no lo volvieron a llamar. Su testimonio bastaba para hacer una gran obra y también para contar la historia de nuestro país, contarla no solo al lector, sino también a las(os) estudiantes, porque a mí me gusta mucho que ellas(os) conozcan su historia, porque uno de los grandes problemas que tienen las nuevas generaciones es que tienen problemas para ubicarse histórica y geográficamente y poder hablar con ellos en clase sobre esto es que conozcan sobre su país”, manifestó el docente.

De esta forma, Ocampo hace del estudio de la historia del país algo mucho más crítico, fundamental en la formación de comunicadoras(es) comprometidas(os) con el conocimiento de la realidad, para que, de esta forma, el periodismo siga siendo vigilante del poder y “siempre se ponga en duda lo que dicen los poderosos”, de acuerdo con el docente.

Finalmente, ‘Las Distancias’ se convierte en una gran herramienta para la enseñanza por medio de la escritura y del ejemplo. “Este y otros libros son cruciales para la materia que dicto que se llama ‘Introducción al lenguaje periodístico’, en la que escribimos un montón y terminamos produciendo una revista al final del semestre, se trata de un ejercicio de aprender junto a ellas(os)”, explica.

Un ejercicio para que las(os) estudiantes aprendan, pero también para que logren escribir libros como este, uno que cuenta el otro pedazo de la historia de un país del que nunca se habla, la historia de los olvidados y del pueblo, porque los relatos siempre están construidos sobre los próceres y los presidentes, pero, realmente, la historia real la construyen los obreros, las(os) maestras(os) y quienes trabajan día a día como María Isabel lo hizo por Luis Alfonso.