Después de mí está la luz, libro 177 de la colección ‘Un libro por centavos’ de la poeta Ela Cuavas

La Decanatura Cultural cumplió con entusiasmo su cita mensual con la poesía. Los poetas Ela Cuavas y Hernán Vargascarreño se encontraron durante hora y media, para hablar sobre el poemario n.º 177.

La poeta Ela Cuavas es de Montería, maestra de niños en el casco urbano de esta ciudad. Publica poesía desde el año 2011 y esta antología es su tercer libro. Siente que participar varios años en la organización del único Festival Internacional de mujeres poetas, que se lleva a cabo en Cereté, le dio el impulso suficiente para escribir poesía. Después de haber tenido el privilegio de compartir con mujeres poetas de todo el mundo y escuchar sus voces, terminó por convencerse de la importancia de la poesía. En el año 2018, recibe el Premio Nacional de Poesía, Eduardo Cote Lamus, otorgado por primera vez, en 20 años, a una mujer. El poeta Vargascarreño, durante el evento, invitó a Ela a leer uno de los poemas premiados en ese concurso:

EL ENSUEÑO DE LA AMANTE

1. En la madrugada me aturde el olor de tu aliento,
te busco en la almohada y solo hallo sombras.

2. Quiero recorrer uno a uno los bares de la ciudad
y gritar tu nombre a voz en cuello hasta encontrarte.

3. Por la ventana atisbo los primeros rayos del sol,
pero este nuevo día no me da muchas esperanzas.

4. Qué tiempos aquellos en los que nos refugiábamos
en los sucios hoteles de la ciudad, no nos
importaba nada, solo nuestros cuerpos desnudos.

5. “Quien ama sabe que delante de los ojos de su
amado solo se puede pensar en Dios”. Me decía
tu última carta.

6. Y es ella ahora mi único consuelo, releo una a
una sus líneas buscando dedos, besos, saliva.

7. Daría mis monedas de oro porque reposaras esta
noche sobre mis rodillas, pero tu sonrisa la ha
desfigurado el mismo demonio que destrozó el
alfabeto de Van Gogh.

8. Y ahora trato de mirarme en tus ojos como
antes, pero tu alma se pasea por un jardín de
plomo.

La colección ‘Un libro por centavos’ ha tenido siempre presente dar prioridad a la publicación de mujeres; por tal motivo, durante los últimos años ha dado a conocer varias voces femeninas, incluyendo varias ganadoras del Concurso de poesía Universidad Externado de Colombia que convoca estudiantes universitarios desde hace 30 años, para estimular la escritura, el buen manejo de la lengua y la equidad de género.

Durante el encuentro, la poeta Ela Cuavas tuvo la oportunidad de leer varios de los poemas incluidos en la antología publicada por El Externado. A continuación, el poema que le da título al poemario:

DESPUÉS DE MÍ ESTÁ LA LUZ

¿Qué hago yo detrás de los ojos?

Rafael Cadenas

Después de mí está la luz
a la que le sobra todo este cuerpo.
Quisiera ser un agujero por donde se cuele
la mañana con lluvia y pájaros muertos en el jardín.
Un ojo sin más ambiciones que bañarse de luz
o teñir de amarillo los vacíos rincones
que pudieron ser huesos.
La innombrable belleza, esa que no está
donde los hombres la buscan,
solo el ojo la posee,
a él le basta un rayo atravesando la ventana
en medio de dos siglos,
o desbordarse en una lágrima
al ver el dibujo de un tal Botticelli.
Un ojo nada más que circunde el universo.

El poeta Vargascarreño, quien conoce a Ela hace más de 20 años y fue quien estuvo a cargo de la selección y cuidado de la antología Después de mí está la luz, afirma que el dolor es un tema constante en la poesía de Cuavas, que atraviesa todas las dimensiones, incluso las vidas de los autores a los cuales admira, estudia y les dedica poemas, como el que viene a continuación:

GEORG TRAKL

Soy puntual y perfeccionista en mi trabajo,
es una forma de gobernar mis miedos;
si pudiera vivir solo para el arte
esta ciudad no sería una condena
y mi alma dejaría de ser un girasol ensangrentado
pudriéndose en mitad del bosque.
Quiero la palabra que me condene o me salve.
Oficiar cada noche como un monje invisible.
Ordenar el mundo en un poema.
Hacer de los gusanos sagrado alimento.
Pero la vida es dura y mi voluntad
no me pertenece ya;
tengo un amor culpable de estirpe maldita,
sagrado como el viento bajo los robles.
Mi garganta está llena de sangre
y solo busco la oscuridad de las tabernas,
el vino amargo para apaciguar
los sedientos caballos del alma.

Para terminar, el público presente le solicitó a la poeta Cuavas leer los poemas Carta I y Carta II dedicados a dos especiales amigos:

CARTA I
Para John Carrillo

No des más vueltas a la rueda,
estuvimos mucho tiempo
vagando por el bosque.
No nombrar fue nuestra esencia;
la metáfora es más engañosa que el sueño.
Fuimos sangre, fuimos espada.
Lo destruimos todo.
Ahora nos toca juntar los huesos.

CARTA II
Para Jason Vital

Te imagino frente a la bahía
esperando a los barcos del recuerdo.
Mi aliento no podrá ser más fuerte
que el fragor de la ola;
aún así, no dejaré descansar al lápiz
que circunda tu espacio.
Dibujaré de nuevo
tu boca sobre mi sexo.

Los participantes estuvieron atentos a la lectura de los poemas y uno de ellos le preguntó si estaba preparando algo especial en este momento. La poeta Ela explicó que el lenguaje poético le ha permitido canalizar su propio dolor, que la escritura ha sido terapéutica y confesó estar preparando un cuarto poemario que dedicará a su padre que falleció hace 18 meses.

Para finalizar el evento, los dos poetas agradecieron, especialmente, a la Universidad y al decano Miguel Méndez Camacho por el aporte tan importante que le da desde la academia a la literatura colombiana con este proyecto editorial que lleva 18 años de publicaciones mensuales ininterrumpidas que ha interesado lectores y formado a muchos poetas.