La Decanatura Cultural cerró con broche de oro los encuentros literarios del 2020
Los eventos, que se realizaron el 2 y 6 de diciembre, contaron con la participación de algunos de los autores incluidos en la Colección ‘Un libro por centavos’. En el encuentro del domingo 6 de diciembre, además de poetas, asistieron los niños Sarahy Soacha y David González Salazar, quienes se inscribieron para participar en la lectura de los autores.
En el encuentro del miércoles 2 de diciembre hubo un conversatorio sobre la poesía y la pintura. Juan Carlos Acevedo Ramos, autor de ‘La casa en el invierno’, el poemario No. 174 de la colección, tuvo un diálogo interesante con la poeta Luz Mary Giraldo y con Ernesto Soto, artista que realizó la pintura que acompaña la carátula del poemario.
Según Luz Mary, la imagen de la carátula es muy coherente con el contenido del libro, “da el tono completo, se relaciona, participa de la atmósfera que hay en todo el poemario, y suscita, no solo la noción de invierno, sino también una visión de tejido, la presencia de esa memoria que tiene que ver con la esencia de la vida, de una forma de vida. Podría decirse que este cuadro es otra imagen del árbol de la vida, el árbol del calor, del fuego, del hogar, de la casa”.
Para ver la hermandad que existe entre la pintura y la escritura, solo basta regresar a nuestro pasado, cuando las historias se contaban a partir de imágenes y luego por medio de las palabras. “La poesía está constituida por imágenes y a través del arte estamos conectados”, dijo Juan Carlos antes de leer el poema ‘Regreso al árbol de la infancia’.
REGRESO AL ÁRBOL DE LA INFANCIA
“¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque,
la grandeza del mar?”
Francisco Brines
Una mañana –sin darte cuenta–
llega la tarde sobre tu vida
y se instala para siempre.
Por el guiño extraño de tus ojos ante el fuego,
o por la línea caótica de una mano temblorosa
te enteras de la sombra del árbol
que protege tu casa.
De repente abres los ojos
y atardece en tu jornada.
Las horas se llenan de melancolía
se desdibuja la sonrisa de la mujer que amaste
desaparece el olor salobre del viento.
Ya no importan el abdomen cuidado
ni la barba a ras, o el corte quincenal del cabello,
tampoco el brillo de los zapatos para cruzar la calle.
Olvidas el olor cítrico de la colonia en las mañanas
y el silencio propio de los árboles maduros
oculta el ruido de la risa juvenil
que llega desde el parque.
Lejano de falsas pretensiones y
absorto en el taconeo de la lluvia
tu cuerpo, torpe y lento,
goza de otras maravillas:
la charla larga en el billar,
las viejas revistas en el desván,
las fotografías de una calle en Buenos Aires,
o el olor del pubis de Rebeca.
La lentitud de los días te deja disfrutar
las finas páginas de Whitman,
la música de Miles Davis y Thelonius Monk
la luz de Chagal y de van Gogh,
la textura rugosa de la madera.
Esa mañana te das cuenta
en tu memoria crece
él árbol que sembró tu madre en el solar,
la ola que un día te llenó de miedo,
el primer grito de la guerra
el llanto mudo de Omaira,
el fuego de Palacio,
y los cuerpos que flotan
en las aguas de los ríos
que describió el abuelo.
La tarde, lenta y luminosa,
llega a tu estancia
para decir
–con el mudo lenguaje de los árboles–
que tu infancia te reclama.
Ernesto Soto complementa las ideas de Luz Mary y Juan Carlos al decir que: “la pintura es un medio que genera apertura, la poesía señala conceptos más amplios. Leer una imagen es algo que sucede al instante mismo, es inmediato, leer un poema es recorrer un camino más largo. Por ello, para mí es muy enriquecedor y me llena de alegría, que mi propuesta de imagen de la carátula resuma o represente todo el contenido del poemario ‘La casa en el invierno’”
Durante la velada se leyeron varios poemas, entre ellos:
ORACIÓN EN VOZ BAJA POR EL FUEGO
Un rito secreto, una magia
oculta el fuego
que enciendo al amanecer
para entibiar los huesos.
Lento crece, fuerte como la fe,
inasible como Dios
pero extrañamente presente como Él.
En medio del viento frío
que desciende de los nevados
se alza y calienta el hogar.
Encender la llama de la esperanza
tras la guerra o la derrota,
tras el olvido o las lágrimas,
tras la gratitud o la revelación
es un antiguo ritual
para comunicarnos con lo desconocido.
Arde entre nosotros, en un pequeño altar,
apenas reconocible por los amigos,
o en los grandes templos ceremoniales.
Estable o bamboleante
portador de convicción
se prolonga desde hace siglos sobre la cordillera.
Los abuelos iniciaron la primera ceremonia
Madre y Padre encendieron la segunda chispa
Y yo, en medio de la casa,
solo y embargado por la esperanza
en un mundo mejor
le restituyo su poder,
le devuelvo su importancia ancestral
y en voz baja inicio la oración.
El domingo 6 de diciembre, el encuentro poético fue especial porque contó con la presencia de Sarahy Soacha, de 8 años, y David González Salazar, de 11, quienes sorprendieron a los participantes con sus voces infantiles y el deseo de participar leyendo poemas. Sarahy declamó con una excelente entonación los textos de Rafael Pombo; pero la sorpresa fue mayor para todos, al escuchar a David leyendo sus propios poemas. El niño, con una gran seguridad y profundidad, leyó tres de sus escritos: ‘Pájaro’, ‘Caballos’ y ‘Palabra’.
PÁJARO
Un ave se lleva en el pico de oro una caja de tiempo y sueños
Su mirada empuña los colores en su cuerpo
se distorsionan y se vuelven noche.
Alas de lluvia escribe como una burbuja el viento
y la rosa que tiene memoria.
El ave tiene música interior
sale de su garganta tímida pero esencial.
En su nido nacen atardeceres floridos,
en su nido habitan zafiros de voces calladas
El viento toca sobre su rostro
cuando vuela sobre las montañas de nubes.
Su mundo son las palabras, silencio
y su muerte es no poder volar.
Le da miedo posarse en un ladrillo,
ama cantar en las ramas con espinas de amor.
El hombre destruye su rumbo y deja de ser ave.
Durante las 2 horas del encuentro, los autores Luisa Noguera Arrieta, Clarisa Ruiz, John Fitzgerald Torres y José Luis Díaz-Granados, compartieron la lectura de algunos textos seleccionados del poemario ‘Poesía colombiana para niños’, contaron anécdotas de cada uno de ellos y hablaron sobre la importancia de la poesía en el imaginario de los niños y lo esencial de esta para su formación humanística.
LUISA NOGUERA
NAVIDAD
La rata del entrepiso
de una antigua construcción
observaba preocupada
una extraña discusión.
La familia alborotada
no lograba decidir
qué adorno colocaría
a la entrada del jardín.
¿Un trineo con tres renos
Y un gordito grandulón?
o un gran muñeco de nieve
con bufanda y gorro alón.
¡Ay, qué tontos! –rio la rata–.
¿No se han fijado en el sol?
El invierno vive lejos,
aquí no hay esa estación.
¿Con qué nieve jugaría
el muñeco de algodón?
Los renos se enfermarían
sofocados de calor.
Corría la rata atrevida
del escondrijo al jardín,
olvidando a su enemigo
que acechaba por ahí.
Se acercó el ladino gato
sorprendiendo al roedor,
y agarrándolo en su zarpa,
le susurra el socarrón:
–¡Deja ya de preocuparte!
–maulló el peludo animal–.
En el polo o en el trópico
¡a mí me gustas igual!
CLARISA RUIZ
ACUARELA
A trapados en la
C aja de acuarela,
U n cielo, el sol,
A rboles,
R osas,
E l camino hacia la casa,
L a nube que viene y pasa, y el
A rco iris.
JOHN FITZGERALD TORRES
MONSTRUOS DE NOCHE
Tienen cuernos, escamas, fieros OjOs,
colas de espinas, alas de serpiente,
diez patas, cien garras, pelos rojos,
son arrugados, tercos y malolientes.
Lo que más temes son sus dientes
y que a su antojo se hacen invisibles;
poco importa que te hagas el valiente:
son un ejército invasor, ¡son miles!
De veras que son espeluznantes:
como enormes arañas muy oscuras
trepan por las paredes, y en los solares
sus sombras saltan y te rasguñan.
Parece que ríen, oyes sus voces,
pero cuando abres bien los OjOs
todo está en calma, pues veloces
escapan haciéndose los tontos.
Es que son más rápidos que tú
pues desaparecen al instante
pero si te atreves a apagar la luz,
¡en la sombra están esperándote!
En el cajón, tras la puerta o el ropero
debajo de la cama o tras el sillón,
hay uno en cada habitación
¡Y nadie puede huir de ellos!
Dirás que son como el revés
de los ángeles guardianes:
a cada uno el de cada quién,
pero su misión es asustarte.
Ahora, mira detrás de ti,
…¡sin voltearte!
JOSÉ LUIS DÍAZ -GRANADOS
SINFOROSO ABRE UNA PUERTA
De la puerta sale un oso,
El oso tiene un rubí,
Dentro del rubí hay un pozo,
En el pozo hay un espejo,
En el espejo hay un gnomo,
El gnomo tiene un conejo,
El conejo me da un 8,
El 8 es la lotería,
La lotería me da oro,
Con el oro compro un barco,
En el barco voy a Oporto,
En Oporto bebo vino,
Con el vino me emborracho,
Me emborracho con el vino,
Con el vino bebo Oporto,
Con Oporto voy al barco,
En el barco compro el oro,
El oro es la lotería
Y la lotería es el 8,
El 8 me da un conejo,
El conejo tiene un gnomo,
En el gnomo hay un espejo,
En el espejo hay un pozo,
El pozo tiene un rubí,
Dentro del rubí hay un oso,
Del oso sale una puerta
Que la cierra Sinforoso.
CLARA MERCEDES ARANGO
MI GATO
“¿Quién le dirá que el otro que lo observa
es apenas un sueño del espejo?”
Jorge Luis Borges
Orfeo me mira
mirándose al espejo
para que nos veamos
más cercanos
en otra dimensión.
Lo acaricio,
levanta su lomo
y se arquea
como si fuera a desdoblarse.
Se ovilla
y no sé cuál de los dos
esconde las garras
en sus guantes de seda
y golpea el cristal.
El gato quiere entrar
en el sueño del espejo.
Ojalá
me llevara con él.
Al finalizar, se invitó a Luz Stella Salazar y a Humberto Aníbal Patiño, directores de la Fundación La Casita de los Sueños del Caguán, a hablar sobre la experiencia en las instituciones veredales de su región y del poemario ‘Poesía Colombiana para Niños’. Esta Fundación es aliada de la Decanatura Cultural desde su creación en 2013 y fue el puente indispensable entre la Decanatura y los profesores, para que más de 300 niños realizaran ilustraciones que acompañarían el poemario n.º 150, de las cuales fueron seleccionadas 15, el número de años que se estaba celebrando con ‘Un libro por centavos’, colección de la cual hace parte este poemario.