Existe una “brecha digital de género” en Colombia y América latina
Derivada de la histórica brecha de género que ubica a la mujer en desventaja en los planos político, económico y familiar en el país y la región, la “brecha digital de género” es un fenómeno presente en la sociedad actual, que demanda estudio y profundización
Así lo planteó la docente investigadora del Departamento de Derecho de las Telecomunicaciones del Externado, Sandra Ortiz, recientemente elegida como líder del Capítulo de MUJERESTIC Bogotá (parte del colectivo de MUJERESTIC Colombia), que promueve la equidad de género para contribuir a la competitividad y productividad de nuestro país.
Al definir el fenómeno, cuyo estudio será abordado por el citado departamento, la profesora Ortiz explicó que las mujeres compiten en desventaja en la Sociedad de la Información en la que el acceso a la tecnología, el desarrollo de habilidades para obtener de esta el mejor provecho y la participación en el diseño de propuestas de TIC, resulta crucial para, al menos, reducir los abismos que hoy separan a los géneros.
Cita la profesora Ortiz a su colega Mónica Arenas Ramiro, doctora de Derecho Constitucional de Universidad de Alcalá (España) quien en su obra “Brecha digital de Género: la mujer y las nuevas tecnologías”, asegura que las nuevas tecnologías son el motor de la Sociedad de la Información y del Conocimiento en el mundo actual y que por ende su apropiación y dominio es “una fuente incalculable de poder” en las dimensiones personal, social y política.
¿Por qué se da esta realidad? Para comenzar, las normas culturales indican que las materias relacionadas con la tecnología (matemáticas, ingeniería, física, etc.) se definen como ‘asuntos de hombres’ no solo en los hogares sino en las mismas escuelas. Por otra parte, sostiene la investigadora española, “las mujeres tienen mucho potencial formativo y poco ejecutivo”, al poner de presente el bajo número de ellas en puestos directivos, a pesar de sus títulos. A esto se suman las diferencias salariales, y barreras relacionadas con la escasa conciliación de la vida profesional y familiar, agrega la autora citada por la investigadora Ortiz.
“En un futuro inmediato, aquellos ciudadanos/as que no sepan desenvolverse en la cultura y tecnología digitales (…) no podrán acceder a la cultura y al mercado de la Sociedad de la Información. Se producirá así un ‘analfabetismo tecnológico’, que tendrá como consecuencia una mayor dificultad en el acceso, búsqueda y promoción laboral, y cómo no, una mayor probabilidad de caer en la manipulación informativa (…) Los motivos que llevan a la exclusión social se pueden ver agravados por una exclusión digital”.
Una investigación del Departamento de Sociología de la Universidad de Oxford, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), realizada en 2020, concluyó que en América Latina y el Caribe las mujeres tienen menos posibilidades de tener un teléfono celular en comparación con los hombres. La tendencia aumenta para las mujeres rurales, cuyo nivel educativo es más bajo.
Los investigadores analizaron la Encuesta Mundial de Gallup (2017), de cuyos resultados se puede concluir que los hombres en las zonas urbanas fueron los que más reportaron tener un celular, le siguen las mujeres de la zona urbana, después los hombres de las zonas rurales y, por último, las mujeres rurales, lo que reafirma la inminente relación entre género, situación socioeconómica y lugar de residencia.
Para los investigadores, si las mujeres que viven en las zonas rurales tuvieran más facilidades para acceder a un celular y a una conexión a internet, podrían tener una participación más activa en los distintos aspectos de la vida social.
“Está ampliamente demostrado que los teléfonos pueden ser un medio para combatir la inequidad de la que las mujeres son víctimas, ya que contribuyen a la participación en espacios de toma de decisión, a los esfuerzos organizacionales, a la ampliación de saberes y a la inclusión en procesos económicos y sociales colectivos”, concluye el informe.
De esta manera, es necesario darle cada día mayor importancia a la participación femenina en la ciencia y la tecnología. “Que las mujeres emerjan como ‘ciberciudadanas’ activas y creadoras”, remata la autora Mónica Arenas y con ella coincide la investigadora Sandra Ortiz del Externado.