El cuerpo de profesores del Departamento de Derecho Administrativo lamenta la temprana muerte del rector Juan Carlos Henao.
El doctor Henao fue, ante todo y principalmente, un docente. Durante 4 décadas dictó clase en la Universidad y a pesar de muy diversas y relevantes responsabilidades, nunca dejó de impartir su cátedra, con el compromiso, rigurosidad y carisma que lo caracterizó.
Fue maestro de muchos de los profesores actuales del Departamento, pero sobre todo fue nuestro compañero. Sus importantes cargos por fuera de la Universidad o dentro de ella, nunca modificaron la sencillez con la que trató a sus alumnos, ni la manera que tenía de encantarles para que, después de las largas jornadas de 8 horas de clase, se quedaran un par de horas más discutiendo alguna sentencia o una evolución reciente en su materia. Tenía una envidiable capacidad de llenar auditorios, con 300 estudiantes en el borde de sus sillas, encantados y escuchando su cátedra de responsabilidad durante 24 o más horas y pidiendo más tiempo.
Como profesional fue un Jurista integral. Apasionado por el derecho y, en particular, por la responsabilidad extracontractual del Estado, logró llevar esta materia al pregrado y convertirla en uno de los pilares de la enseñanza del derecho administrativo y un referente para el país. Su libro “El Daño”, que hace poco cumplió 25 años, es una obra de obligatoria consulta para todo el que quiera aventurarse a entender las dimensiones de la responsabilidad. Su reconocimiento como académico nacional e internacional, la consolidó como profesor invitado de muchas universidades a nivel regional y global.
No solo fue integral, sino que esencialmente fue un jurista íntegro, convencido del Derecho como herramienta de democracia y de paz. Sirvió a su país desde diversas posiciones y nos deja un legado intelectual, profesional y personal a valorar.
Como colega, fue un compañero de una curiosidad inagotable, siempre presto con contagiosa pasión a hablar de temas jurídicos y no jurídicos y aprender de nuevos temas y disciplinas. Formó a muchos de nosotros en la investigación y nos impregnó de ese deseo de llevar más lejos nuestra formación como abogados, con un serio compromiso por la interdisciplinariedad.
El doctor Henao fue una persona ejemplar. Descomplicado para hablar, pero solo en la forma, pues en el fondo era sumamente riguroso en sus ideas, que ponderaba con precisión y una lógica implacable. Una de sus grandes virtudes fue lograr explicar las cosas de manera sencilla, clara y sin artilugios lingüísticos, sus ejemplos y dichos son famosos. No es sorprendente la estela de personas a nivel nacional e internacional que, sin conocerlo, se sentían cercanos a él.
Liberal en su forma de entender la vida y el derecho, Juan Carlos Henao vivió bajo sus propias reglas. Como él lo dijo en la muerte de su maestro, el rector Hinestrosa, “somos como enanos sentados sobre hombros de gigantes”, el rector Henao es ahora uno de esos gigantes, sobre cuyos hombros podremos ver más lejos el horizonte.