Reflexiones actuales sobre la ‘Neuroética’ y los ‘NeuroDerechos’
Los ‘NeuroDerechos’ buscan proteger distintas aristas de la individualidad humana, como la privacidad y el consentimiento; también se proponen defender a las personas contra algoritmos y discriminación.
Estos conceptos han cobrado cada vez más protagonismo en la relación entre lo humano y las tecnologías; por esto el Observatorio Latinoamericano de Derechos Humanos y Empresas y el Observatorio PRIVATECH del Externado realizaron un evento para discutir sus perspectivas y alcance.
En el evento participó Karen Herrera, presidenta de la Asociación Mexicana de ‘Neuroética’, quien señaló la importancia de la organización International Brain Iniciative (IBI) conformada por la Unión Europea, Estados Unidos, Japón, Australia, Corea, Canadá y China. El grupo de trabajo de ‘Neuroética’ de la IBI (Neuroethics working group) se encarga de responder y analizar las implicaciones éticas y sociales que van emergiendo con el desarrollo de la ciencia y la tecnología y así aportar a la investigación en este tema.
Herrera explicó que si la Neurociencia se ha convertido en un esfuerzo global, la ‘Neuroética’ debe estar igual de preparada para ver y solucionar los valores globales: “una cosa son las preocupaciones o necesidades sociales y otra cosa son los valores que tiene cada sociedad, y entonces la ‘Neuroética’ lo que hace es analizar todas las posibles implicaciones éticas, legales, sociales, culturales, económicas, políticas, militares, que tiene el uso y el desarrollo de Neurociencia y ‘Neurotecnología’ y de ciertas formas de inteligencia artificial. En este sentido, la ‘Neuroética’ sería como la sombrilla de los ‘neuroderechos’ o los ‘neurorights’”.
Según expuso Herrera, el IBI y su grupo de ‘Neuroética’ representan al 32% de la población mundial, lo que significa que todos los estudios y todas las necesidades se van generando únicamente en este porcentaje de la población. Eso quiere decir que todos los países que no somos IBI somos los actuales y potenciales consumidores de la ‘Neurotecnología’ que ellos (los países de la IBI) están desarrollando. De acuerdo con estas cifras, explica Herrera, hay un 68% de diversidad ‘etnocultural’ y cognitiva que no está contemplada en las necesidades de lo que se está produciendo en los países IBI. Del mismo modo, no se están considerando percepciones, significados y valor de desarrollo de Neurociencia, ‘neurotecnología’, inteligencia artificial ni tampoco de legislación y derechos humanos. Esto genera una gran brecha de conocimiento entre países.
Bajo este panorama los ‘NeuroDerechos’ juegan un papel fundamental, pues buscan proteger distintas aristas de la individualidad humana, como la privacidad y el consentimiento; también buscan proteger contra algoritmos y discriminación, convirtiéndose así en innovadoras propuestas para regular el avance neuro-tecnológico y de la inteligencia artificial.