Vacunas del Covid-19: efectos de la inequidad en su distribución mundial

La desigualdad evidente en la distribución de las vacunas en el mundo no solo refleja una falla ética del modelo, sino que amenaza la efectividad del proceso de inmunización, cuando pueden surgir nuevas variantes en países cuya vacunación es más lenta. Las vacunas deben ser bienes públicos globales, señalaron expertos invitados.

El Departamento de Derecho Económico del Externado y el Semillero de Universidades Aliadas por el Acceso a Medicamentos (UAEM) llevaron a cabo un evento en el que se discutieron los desafíos del derecho a la salud frente al Covid-19.

Claudia Patricia Vaca, profesora e investigadora de la Universidad Nacional de Colombia, mostró algunas cifras de la distribución de mortalidad global a causa del Covid-19: en países de bajo y medio ingreso (como India) la mortalidad pasó del 7% al 41%. En países de alto-medio ingreso (como Brasil) pasó del 33% al 41% y en países de alto ingreso que empezaron con unos picos de contagio elevadísimos (como Estados Unidos) bajaron del 59% al 17%. Y, según la experta, esto representa la discriminación en la distribución de vacunas en el mundo. En este sentido, la docente se cuestionó: ¿Qué determinó que esa distribución fuera así de inequitativa y discriminatoria?

Además de la distribución inequitativa en las vacunas, la profesora señaló otros factores para el caso de nuestro país: “en Colombia las investigaciones que se han hecho muestran que la sola pandemia, sin considerar las inequidades acumuladas durante años, tiene un efecto 10 veces mayor en una persona de más bajo ingreso que en una de alto ingreso. Tiene mayores posibilidades de terminar en una UCI o un hospital una persona de bajo ingreso que una de alto. Este estudio de la Universidad de los Andes muestra que el efecto diferencial de la pandemia no solamente se observa en términos de salud sino en términos económicos”.

Para los expertos, considerar a las vacunas como bienes públicos globales es una realidad que reclama la región latinoamericana, especialmente porque se encuentra en desventaja ante el monopolio de las grandes potencias como Estados Unidos. Para la profesora Claudia Vaca, “en el caso de las vacunas, se consideran bienes públicos porque son intervenciones a la salud pública, de cuya disponibilidad depende la vida”.

A pesar de que las vacunas en el mundo han concentrado gran parte de los recursos públicos, la distribución de estas no está siendo equitativa lo que demuestra que el modelo no está funcionando, señaló la docente. Y agregó que no funciona por el acaparamiento de vacunas por parte de países ricos práctica que pone en riesgo a la población de los más pobres, cuyo acceso a las vacunas depende de aspectos económicos y, donde las demoras en el proceso puede traer consigo la aparición de nuevas variantes que son más agresivas en poblaciones vulnerables en términos socio económicos. Entonces es no solamente una falla moral esa discriminación en la distribución de vacunas sino, además, una profunda torpeza en el sentido de la lógica.

Las reflexiones académicas alrededor de la distribución de las vacunas han sido estudiadas por académicos desde diferentes perspectivas y las conclusiones han sido que es necesario replantear la manera en que el sistema está funcionando si se quiere superar la pandemia causada por Covid-19.