‘Bogotá Inconclusa’: los estragos de la desigualdad y la segregación socioespacial
La construcción de una Bogotá menos desigual continúa inconclusa.
Por: Óscar A. Alfonso R.
Desde los albores de la urbanización de la población colombiana y con especial énfasis desde mediados del siglo xx, célebres visitantes del exterior advertían del confinamiento de las clases populares en los extramuros de una ciudad en la que, de esa manera, construía un orden residencial segregado que continúa causando profundos estragos sociales a medida que se reproduce. El más reciente fue el estallido social iniciado en abril del 2021 del que han quedado indelebles huellas en nuestra memoria, tales como una inusual cantidad de imágenes y de otro tipo de registros que dan cuenta de un capítulo inédito del conflicto en Colombia.
La segregación y la desigualdad son algo más que un “tema” de investigación, que es la manera deletérea con la que premeditadamente se suele encasillar a los grandes problemas sociales a fin de minimizar sus dimensiones y su trascendencia política. En tal sentido, Bogotá es una metrópoli inconclusa no por el hecho de que persistan cientos de frentes de obras de diversa índole y calado ingenieril, sino porque sus agendas sociales cruciales que no se resuelven con las obras públicas están por diseñarse.
Este libro reúne un conjunto de reflexiones, comparaciones internacionales y análisis geoespaciales, orientadas a situar esta sindemia social en la escala que corresponde, la societal, que debe embargar las discusiones e intervenciones de los poderes públicos y de la sociedad civil para reencauzar los esfuerzos colectivos para enderezar el presente y legar una metrópoli con un grado de cohesión social siquiera aceptable a las generaciones venideras.
El confinamiento residencial a que están sometidos los hogares de las clases populares es el fenómeno socioespacial más arraigado en Bogotá y en general en las metrópolis latinoamericanas. La diferencia radica en que el esquema general de segregación bogotano es probablemente el más diáfano, con precarias mezclas sociales y, por tanto, el que entraña mayor cantidad de estragos sociales.
En el primer capítulo expongo las reflexiones teóricas acerca de la segregación residencial en conexión con una visión de la forma de operación del mercado habitacional. El afán principal es mostrar como la segmentación del mercado es proclive a la segregación, reflexión que complemento con la propuesta de un índice de segregación basado en las posiciones ocupacionales con la que se capta la posición de las personas delante de la propiedad de los medios de producción.
El segundo capítulo complementa el anterior con otras medidas complejas en su representación espacial tales como los índices de aprovechamiento del suelo y las densidades poblacionales, a fin de proponer una primera aproximación a las dimensiones sociodemográficas de la segregación y a la sindemia social que padece nuestra metrópoli. El tercer capítulo se dedica al análisis de la desigualdad como determinante de un estrago social de tan profundo calado como los contagios y las defunciones por causa del Covid-19. En el cuarto capítulo se denuncian tres estragos de la segregación residencial, advirtiendo que pueden ser más pero que el hambre, el empobrecimiento patrimonial y la penuria de la movilidad cotidiana por motivos laborales se entrelazan en la cotidianidad de quienes la padecen. El corolario de esta reflexión es una metrópoli que es secularmente desaprobada por la mayoría de sus residentes, así como sus vecindarios entre los que se encuentra el grueso de los más segregados.
El último capítulo contiene una reflexión pesimista acerca del futuro de la zona metropolitana, fundada en el devenir de las políticas habitacionales y de ordenamiento territorial que omiten intervenir sobre la segregación residencial y, por el contrario, contribuyen a alentar la segmentación del mercado habitacional, vínculos ya discutidos en el primer capítulo y, especialmente, en el sentido que ha tomado la Ley Orgánica que crea la Región Metropolitana Bogotá – Cundinamarca que deja intacto el uso de los instrumentos de ordenamiento con los que se cierra el mercado del suelo a las clases populares y se clausura la posibilidad de estimular las mezclas sociales que contraríen la reproducción a escala metropolitana del esquema de segregación residencial.
Las reflexiones finales de esta obra están dedicadas a contradecir la idea de la imposibilidad de enfrentar la segregación residencial, discurso con el que se justifica la omisión institucionalizada que se analizó en el último capítulo, discusión que se acompaña de una agenda de investigación que aliente la denuncia y promueva alternativas de solución a la segregación residencial.
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