Todo o nada: cinco aspectos clave para entender las elecciones presidenciales en Venezuela

¿Seguirá Nicolas Maduro al poder de Venezuela? Nuestro docente investigador Cesar Alejando Páez de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones intencionales – FIGRI, analiza los factores que influirán en los resultados de las elecciones que se llevarán a cabo este 28 de Julio.

1. ¿Qué está en juego en los comicios de este domingo 28 de julio?

Ni más ni menos el regreso de la democracia a Venezuela.

Nicolás Maduro, el actual presidente, es el representante del chavismo, una fuerza política que ha estado en el poder en Venezuela desde 1999, cuando Hugo Chávez se posesionó como presidente.

Hugo Chávez intentó dar un golpe de Estado el 4 de febrero de 1992. Este evento, conocido como el 4F, fue un intento de derrocar al entonces presidente Carlos Andrés Pérez.

Chávez fue encarcelado, pero el gobierno de Rafael Caldera –el sucesor de Pérez- le otorgó un sobreseimiento a finales de 1992, es decir, suspendió el proceso judicial en su contra. Esto le permitió a Chávez participar nuevamente en política.

La popularidad que adquirió Chávez entre ciertos sectores de la población lo llevó presentarse y ganar las elecciones presidenciales de 1998.

Desde que se posesionó como presidente el 2 de febrero de 1999, Chávez inició una serie de reformas, la principal de las cuales fue la redacción de una nueva constitución, que fue promulgada el 20 de diciembre de 1999 por la Asamblea Nacional Constituyente.

La nueva constitución fue la base de la llamada “Revolución Bolivariana”, una serie de políticas de tipo socialista que transformarían profundamente la política, la economía y la sociedad venezolanas.

El gobierno de Chávez estuvo marcado por una tensión constante con las otras fuerzas políticas de Venezuela y un enfrentamiento permanente con el sector empresarial. Esto llevó a una radicalización de todas las partes y a una profundización de las políticas socialistas del Gobierno.

Gracias a los altos precios que tuvo durante varios años el petróleo, recurso del que Venezuela es el principal productor, Chávez pudo financiar una serie de programas sociales que le dieron mucha popularidad, especialmente entre la población más pobre de su país.

Esta popularidad le permitió ser reelecto tres veces: en las elecciones extraordinarias de 2000 y en las ordinarias de 2006 y de 2012. Sin embargo, Chávez no pudo ejercer su cuarto mandato debido a que desde 2011 sufrió un cáncer que lo llevó finalmente a la muerte en 2013.

Nicolás Maduro, quien era vicepresidente desde 2012, actuó como presidente encargado al final del quinquenio 2007 a 2012 y al inicio del nuevo mandato de 2013. En noviembre de 2013 se celebraron unas nuevas elecciones presidenciales en las que Maduro sale vencedor como presidente en propiedad.

Desde entonces, el presidente Maduro ha controlado todas las ramas del poder — incluido el electoral—, ha limitado la libertad de prensa, ha perseguido la oposición política… en fin, ha deteriorado la democracia en su país hasta el punto de que su gobierno ha sido calificado de autoritario o incluso dictatorial.

Pero no solo las medidas políticas de Maduro han sido problemáticas.

2. Si en la política llueve, por la economía no escampa

Maduro continuó e incluso profundizó las políticas económicas de Hugo Chávez: gasto público desmedido, control de precios y de cambios, expropiaciones… Y todo esto al tiempo que caía el precio internacional del petróleo, principal fuente de divisas del país y de recursos del Estado.

Los resultados no pueden ser más negativos:

  • dependencia excesiva del petróleo
  • desincentivos para la producción y la inversión
  • escasez de bienes y servicios
  • contracción drástica del PIB
  • devaluación acelerada de la moneda
  • hiperinflación sin precedentes

Fuente: Statista.

3. Los venezolanos dentro y fuera de Venezuela

De ser un país receptor de migrantes durante los años 70 y 80 del siglo XX, Venezuela pasó a ser un expulsor neto de población. Se calcula que entre 2016 y 2023 han salido de ese país más de 7.7 millones de habitantes, es decir, uno de cada cuatro venezolanos se ha ido a hacer su vida en otros países.

La magnitud y la velocidad con que la que esto ha ocurrido ha llevado a considerar la migración venezolana como una catástrofe humanitaria y ha generado diferentes reacciones por parte de los países receptores.

La primera “ola” migratoria estuvo compuesta por venezolanos de clase alta y media que salieron de su país alarmados por las medidas que su gobierno estaba tomando y las consecuencias que estas podrían tener sobre sus trabajos y sus empresas.

Un ejemplo de ello fueron los cientos de expertos en petróleo que salieron de Venezuela cuando el presidente Chávez tomó el control de PDVSA y nombró en esta empresa a personas de su confianza, algunas de ellas miembros de las fuerzas militares, que no tenían conocimientos sobre el petróleo.

Debido la caída intensa del precio internacional del petróleo desde 2008, los desestímulos a la producción nacional y la hiperinflación, la escasez de bienes y servicios fue cada vez mayor y la capacidad adquisitiva de los venezolanos se vio reducida drásticamente. Esta situación llevó a una migración masiva de habitantes, especialmente de las clases más pobres.

El primer país que recibió la migración fue el vecino Colombia. Sin embargo, muy pronto la migración se ha extendido en América hacia el sur (Brasil, Ecuador, Perú, Chile, Argentina), hacia el norte (México, República Dominicana, Estados Unidos y Canadá) y hacia Europa (España, Portugal e Italia).

Fuente: Statista.

En algunos casos, los países han acogido relativamente bien a los migrantes venezolanos. Sin embargo, son frecuentes las expresiones de xenofobia en las que se señala injustamente a los venezolanos de ser una carga para los servicios sociales de los países receptores o de contribuir al aumento de la delincuencia.

4. Aliados dudosos

Desde la llegada de hugo Chávez al poder, la política exterior de ese país ha estado guiada principalmente por la ideología.

Esto ha llevado al gobierno venezolano a alejarse de los países de la región cuyos gobiernos son de derecha y a establecer con Estados Unidos una relación cada vez más confrontacional que, en su punto más crítico, le significó a Caracas ser objeto de las sanciones económicas drásticas de Washington.

Por otro lado, la ideologización —y la necesidad política y económica— ha llevado al gobierno venezolano a acercarse a los países que son abiertamente opuestos a Estados Unidos, tanto en América como en otras regiones del mundo, dentro de ellos Cuba, Nicaragua, Bolivia, Rusia, China e Irán.

Las relaciones con Colombia han pasado por varios estados, que van desde la cercanía y la cooperación económica y política, hasta llegar al cierre de las fronteras durante varios años, pasando incluso por la amenaza de un conflicto armado.

5. ¿Qué puede pasar después de las elecciones?

Básicamente, cualquier cosa.

El deterioro de la economía y las medidas cada vez más restrictivas de la libertad y la democracia en Venezuela han llevado a una parte mayoritaria de la población de ese país a darle la espalda a su gobierno y a poner en duda, por primera vez en 25 años, el triunfo del chavismo en las elecciones presidenciales y su continuidad en el poder.

El proceso electoral venezolano ha estado marcado por el afán del gobierno actual de debilitar la oposición. Esto lo ha llevado, entre otras acciones desesperadas, a inhabilitar e incluso encarcelar a varios precandidatos y precandidatas, entre ellas la muy popular María Corina Machado.

Pese a las medidas burdamente arbitrarias del régimen, la oposición no ha retrocedido. Por el contrario, ha logrado unirse por primera vez en torno a un candidato: Edmundo González Urrutia, un académico y diplomático, que es visto como ajeno a la política.

Con su discurso moderado, alejado del extremismo revanchista tradicional de algunos sectores de la oposición, y el apoyo de figuras tan importantes como la propia Machado, González Urrutia ha logrado atraer una cantidad significativa de seguidores.

Las encuestas realizadas por firmas independientes —entre ellas, Delphos, Consultores 21 e Hinterlaces— muestran que González tiene una ventaja de de más del 20% en la intención de voto frente a Maduro, por lo que es muy probable que el triunfo del candidato opositor sea de tal magnitud, que le resulte imposible al gobierno actual negarse a reconocerlo y a entregarle el poder el 10 de enero de 2025, cuando está previsto el juramento del nuevo presidente ante la Asamblea Nacional.

Sin embargo, los miembros del chavismo han utilizado en el pasado tretas burdas para no reconocer el triunfo de la oposición. En 2016, por ejemplo, cuando la oposición obtuvo la mayoría de las curules en la Asamblea Nacional —el poder legislativo venezolano— el presidente Maduro aceptó los resultados, pero creó un órgano legislativo paralelo del que excluyó a la oposición. Algo similar ha ocurrido en los casos de las gobernaciones y alcaldías que han sido ganadas por la oposición, a las que el régimen les ha restringido los recursos o les ha creado cargos paralelos que les restan poder.

El escenario más probable después de este domingo 28 es que González Urrutia gane las elecciones y Maduro, presionado por los propios venezolanos y una buena parte de la comunidad internacional, reconozca su derrota y aproveche el lapso entre la elección y la posesión para negociar su salida a cambio de la inmunidad de los principales líderes del chavismo.