El soborno es una ‘institución’ en el sector empresarial colombiano
El soborno hace parte de las prácticas habituales y está ligado a la cultura del empresario colombiano.
En Colombia, el 91% de los empresarios consideran que, secretamente, se ofrecen dádivas para obtener contratos.
El 58% de los empresarios encuestados afirman que “si no se pagan sobornos se pierden negocios”.
A nivel corporativo, en Colombia, el soborno es una práctica institucionalizada que se rige por sus propias lógicas y dinámicas, fenómeno que es percibido ampliamente por el sector empresarial. “El conocimiento de la norma y el esfuerzo en su aplicación son claramente deficientes. Se perciben hábitos arraigados de soborno en el sector”. La institucionalización se define como “sistema de reglas sociales establecidas e incorporadas”.
Esta es la principal conclusión del estudio “Soborno corporativo como institución”, realizado por Gustavo Adolfo Yepes, PhD (Ciencias Empresariales) y Julián Mauricio Cruz, MSc (Estadística), investigadores de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad Externado de Colombia, que aparece en el tomo 3 de la colección “La Corrupción en Colombia”, publicada por la mencionada institución dentro del gran proyecto editorial “Así habla el Externado”.
El documento pone de presente cómo a pesar de que organismos como la OCDE consideran que la corrupción “distorsiona los precios y las condiciones del mercado, reduce la confianza en las autoridades, afecta el desarrollo económico sostenible (de) los países y las empresas, desincentiva la inversión, aumenta la incertidumbre para realizar transacciones económicas internacionales e incrementa los costes de operación de las empresas en las mismas…”, los esfuerzos para combatir la corrupción han sido hasta ahora claramente insuficientes, no solo en Colombia, sino en el mundo.
Tras desarrollar una metodología para determinar hasta qué punto la práctica del soborno está arraigada en un ámbito específico, los autores de la investigación afirman que la media del índice para el caso de Colombia es 57.25, en una escala en la que cero es una empresa sin soborno y cien corresponde a una organización en la que predomina esta modalidad.
El análisis parte de la información arrojada por la versión más reciente (2016) de la Encuesta Nacional sobre Prácticas Contra el Soborno en Empresas Colombianas, realizada por la Universidad Externado de Colombia y la Corporación Transparencia por Colombia (Capítulo Transparencia Internacional). Para el estudio se extrajeron datos confidenciales de 689 empresas diligenciadas
por cargos directivos de primero, segundo y tercer nivel, con base en el anonimato y la privacidad. Si bien el diseño muestral no es probabilístico, explican los investigadores, estas condiciones de la encuesta le otorgan una alta confiabilidad.
El trabajo está sustentado teóricamente en la Economía institucional para la que la corrupción y, concretamente el soborno, no es solo un problema de orden legal, económico o psicológico, sino moral, íntimamente relacionado con el tejido social y la cultura. En consecuencia, se analizan tres variables y las relaciones entre ellas para poder entender el fenómeno: el conocimiento de las reglas o normas, el esfuerzo en su aplicación y el hábito o costumbre.
El soborno, aseveran autores citados por los investigadores, entendido como “el ofrecimiento, promesa, suministro, aceptación o solicitud de una ventaja para provocar una acción ilegal o una acción que constituye un abuso de confianza” es una de las expresiones concretas y más reconocidas de la corrupción corporativa. Otras conclusiones importantes del estudio de Yepes y Cruz, sostienen que:
El soborno puede llegar a convertirse en un comportamiento aceptado, una nueva regla social y, por ende, una nueva ‘institución’. Esto ocurre por la facilidad que otorga su clandestinidad, y la fuerza multiplicadora que le concede la influenciabilidad de los individuos.
Aunque se sabe que el desconocimiento de las leyes no excusa su cumplimiento, su conocimiento sí puede cambiar la percepción de los gerentes sobre el valor de la ley y la ética de las decisiones en las empresas. Las empresas con mayores niveles de esfuerzo en torno al soborno presentan también altos niveles de conocimiento de la norma al respecto.
Señalan los investigadores cómo el conocimiento de las normas y las leyes carece de influencia en el mantenimiento del hábito como comportamiento social y explican que romper un hábito es una tarea que requiere mucho esfuerzo. Entienden el concepto de hábito o costumbre como “una acción repetida sistemáticamente sin necesidad de un profundo razonamiento, generalmente producto del aprendizaje, considerado parte constitutiva de las instituciones sociales”.
En ese orden de ideas, si se determina, como lo hace esta investigación, que el soborno está arraigado en la empresa colombiana como un hábito, deberán afinarse las estrategias de lucha contra el mismo, con intervención de múltiples disciplinas y de programas dirigidos específicamente a una transformación cultural en la empresa y en la sociedad colombianas.
Datos sobre corrupción contenidos en el artículo
En Colombia, el 91% de los empresarios participantes en la encuesta, consideran que secretamente se ofrecen dádivas para obtener contratos. | Encuesta Nacional Sobre Prácticas Contra el Soborno en Empresas Colombianas (Universidad Externado de Colombia, Corporación Transparencia por Colombia 2014, 2015 y 2016). |
Los montos del soborno pueden alcanzar en promedio el 17.3% del valor del contrato. | Encuesta Nacional Sobre Prácticas Contra el Soborno en Empresas Colombianas (Universidad Externado de Colombia, Corporación Transparencia por Colombia, 2014, 2015 y 2016). |
El 58% de los empresarios encuestados afirman que “si no se pagan sobornos se pierden negocios”. | Encuesta Nacional Sobre Prácticas Contra el Soborno en Empresas Colombianas (Universidad Externado de Colombia, 2014, 2015 y 2016. |
Los sobornos y actos de corrupción le cuestan al mundo entre US$ 1,5 y 2 millones de millones, equivalentes al 2 al 5% del Producto Interno Bruto – PIB global. En Latinoamérica se estima que los flujos financieros ilícitos totales durante la última década ascienden a un monto similar (Almagro, 2016). |
Organización de Estados Americanos – OEA (Luis Almagro, 2016) |
En Colombia, la corrupción entre 1991 y 2011 le costó al país más de $189 billones (4% del PIB). | Comisión Nacional Ciudadana, 2014 |
El soborno equivale al 10.9% del valor total de la transacción en promedio y al 34.5% de las utilidades (en el mundo) | Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos – OCDE |