Pieza del mes
Mayo de 2024
Cartas del Consejo Estudiantil (1966)
Laura Sofía Rodríguez – Voluntaria de Lux non occidat y estudiante de Historia
En Lux non occidat, al lado izquierdo del escritorio de Fernando Hinestrosa, debajo de su agenda personal, se entabla un diálogo entre dos piezas que resaltan el pasado y presente de la Universidad Externado. El año de 1966 estuvo marcado por revoluciones culturales y movimientos de cambio en todo el mundo, la Universidad era un campo fértil para las ideas y un epicentro de la transformación social. En este contexto, el tránsito del Consejo Estudiantil del Externado de este año, desempeñó un rol crucial para articular las preocupaciones y demandas de la comunidad estudiantil de esa época.
Estas cartas dirigidas al rector, Fernando Hinestrosa Forero, quien apenas llevaba 3 años bajo estas funciones, revelan algunas tensiones entre los estudiantes y la institución. Ambos documentos, son testimonio de los deseos y demandas de los estudiantes, en donde se observa el espíritu de transformación y empoderamiento estudiantil que definió esos años.
La carta refleja el deseo de los estudiantes de ser partícipes activos en la toma de decisiones que afectan su vida académica y el entorno universitario. La creación del Consejo Estudiantil no solo simboliza un paso hacia la democratización de la institución, sino también establece un canal formal de comunicación entre los estudiantes y la institución. Esto traza el camino para un diálogo constructivo y una colaboración en la búsqueda de un entorno universitario más justo y equitativo.
Cabe destacar algunos nombres de dicho consejo, que además de marcar la historia de nuestra Casa de Estudios, también tuvieron un lugar en la historia de Colombia. Por un lado, Raúl Gómez Jattin, autor de libros como Poemas (1980) o Amanecer en el valle del Sinú. Recibió educación en diferentes localidades entre Cereté, Montería y Cartagena, culminando su bachillerato a los 19 años, mientras enseñaba historia y geografía. A los 21, se mudó a Bogotá para estudiar derecho en la Universidad Externado de Colombia. Durante este tiempo, además de sus estudios, incursionó en el teatro, actuando y adaptando obras literarias. Su vida y obra se enfocó en la poesía y enfrentó crisis de salud mental. Si bien no sabemos con exactitud cómo fue su papel como representante, sí podemos afirmar que su nombre siempre tendrá un lugar en nuestro museo.
A su vez, también está Rodrigo Lara Bonilla. Nacido en Neiva en 1946, y quien se graduó de Derecho en el Externado en 1970. Estuvo afiliado al Movimiento Revolucionario Liberal, fue alcalde de Neiva en 1969 y ocupó cargos políticos en el Huila. Junto a Luis Carlos Galán, fundó el partido Nuevo Liberalismo en 1979. Lara fue senador y Ministro de Justicia en el gobierno de Belisario Betancur (1982 – 1986), destacándose por su lucha contra los carteles de la droga; desmanteló redes criminales, persiguió la corrupción y planteó los primeros avances para extradición de criminales. Trágicamente, fue asesinado en 1984 por los carteles de la droga y su legado perdura hasta la actualidad.
La segunda carta, también de 1966, bajo el título "Pliego de Peticiones al Rector", es un documento más concreto que aborda una serie de temas críticos que afectaban directamente la experiencia universitaria de los estudiantes. Entre las principales preocupaciones planteadas se encuentran el bienestar general de la comunidad estudiantil, la calidad de los servicios médicos disponibles y la burocracia administrativa que a menudo obstaculiza el progreso académico y personal de los estudiantes. Estas preocupaciones son pertinentes a los ojos de la actualidad, destacando, por ejemplo, su tercera petición la cual hace referencia a la necesidad de un servicio odontológico para los estudiantes, beneficio que hoy en día, hace parte de los servicios médicos y de cuidado que ofrece nuestra institución. Reflejando así, cómo las luchas estudiantiles y sus demandas pueden generar cambios y soluciones.
El "Pliego de peticiones" refleja la madurez política y la conciencia social de los estudiantes de 1966, quienes no solo estaban comprometidos con su propia educación, sino también con la mejora del entorno universitario para las generaciones futuras. En este sentido, las demandas presentadas van más allá de lo meramente académico, abogando por un Externado que no solo fuera un lugar de estudio, sino también un espacio de bienestar y desarrollo integral.
Las Cartas del Consejo Estudiantil de 1966 son testimonios elocuentes de un período de efervescencia y cambio en nuestra institución. Estos documentos no solo representan la consolidación de la voz estudiantil dentro de la Universidad; sino también la búsqueda continua de una educación superior más inclusiva y orientada hacia el bienestar de toda la comunidad universitaria.
El legado de activismo y participación de los estudiantes de 1966 sigue siendo relevante en la actualidad, recordándonos la importancia de escuchar y atender las preocupaciones de quienes son el corazón y el alma de nuestra institución: los estudiantes. En última instancia, estos comunicados nos recuerdan que el Externado es mucho más que un centro de aprendizaje; es un espacio donde se forjan ideas, se promueve el cambio y se cultivan las aspiraciones de las generaciones presentes y futuras.