Pieza del mes
Junio de 2024
Machete – Guerra de los Mil Días (1899 – 1902)
Resultado del 3er Curso de Mediación de Públicos
Autoras(es): María José Bejarano, Shelssy Nahomy Galvis, Angie Ximena Herrera, Shayel Higuera Rodríguez, Juan Felipe Mondragón, María Alejandra Quiroga, Aylin Salomé Ruiz, David Alejandro Salamanca y Karen Andrea Martínez
Esta pieza fue escrita por estudiantes de las facultades de Estudios del Patrimonio y Ciencias Sociales y Humanas, que participaron en el 3er Curso de Mediación de Públicos organizado por el Museo y Archivo Histórico de la Universidad Externado de Colombia.
En la reserva del Museo y Archivo Histórico del Externado hay una pieza de gran importancia para comprender las primeras décadas del siglo XX en Colombia: un machete, marca Collins, que estuvo en la Guerra de los Mil Días. Este objeto es muy importante para Lux non occidat ya que fue donado por el historiador e investigador Malcolm Deas, en compañía de una colección de tarjetas de visita del siglo XIX, semanas antes de fallecer en julio de 2023. Una muestra de la estrecha relación que siempre existió entre el Externado y esta importante figura de la academia colombiana, al optar por el Museo como el lugar idóneo para su conservación.
Cada época deja evidencias materiales de sus lógicas y procesos, así mismo, a estos vestigios hay que cuestionarlos desde una mirada formal, como en su fabricación, tecnología y uso; al igual que desde sus contextos, dinámicas y simbolismos. Este machete usado por los ejércitos que combatieron en la Guerra de los Mil Días también es muestra de ello.
En primera instancia, se observa el diseño peculiar del pomo (parte superior de agarre) donde hay un lobo tallado, que suele representar fuerza y sabiduría. Asimismo, los animales se usaban como una representación de quienes tenían mayor poder ante la sociedad, si llevaban algún elemento de este, por ejemplo, la piel o la cabeza del animal, como en este caso. Cabe señalar que este tipo particular de machete era diferente al que se vendía de forma masiva para el trabajo, dado que estaba diseñado para el uso específico de los oficiales del ejército, de ahí que su apariencia tenga cercanía con una espada.
Sobre el resto del diseño, resalta que este objeto fue realizado industrialmente, por la escritura grabada cerca a la empuñadura, donde se puede leer la marca Collins, el número de serie y la garantía de calidad. De igual modo, esta producción industrial contrasta con los detalles de la funda, hecha a mano, puesto que se observa un diseño tallado con líneas finas transversales y agrupadas. En la parte posterior, la funda posee una aparente curación del cuero con calor, ya que este ayuda a que el material quede intacto. Asimismo, se evidencia que esta tiene tres partes que fueron ensambladas por medio de hilos de coser y metal pues, en la parte más baja, hay hilos que sostienen el cuero; y tiene una correa que permite llevar el instrumento en la cintura, sostenida por unas pequeñas piezas en metal.
Es importante resaltar que la marca Collins representó todo un hito en el comercio y las importaciones que llegaron a Colombia durante la segunda mitad del siglo XIX. Este implemento ocupó un lugar importante durante esas décadas en Colombia, ya que se usaba para el trabajo agrario y fue representativo durante los procesos de colonización dados en todo el territorio. En igual medida, este tipo de artículos también eran usados para la defensa personal y fines militares, debido a la violencia y volatilidad que se vivió en Colombia durante aquellos años, como es el caso de la Guerra de los Mil Días a finales de siglo.
Cabe resaltar que la Guerra de Los Mil Días fue un conflicto civil armado ocurrido entre 1899 a 1902; esta disputa fue consecuencia de las diferentes inconformidades políticas ante los resultados de la Regeneración, implantada desde 1886, y sus principales protagonistas fueron los sectores liberales y conservadores. Este conflicto duró 1130 días y fue producto de las inconformidades del Partido Liberal ante la Hegemonía Conservadora.
Incluso, este período de gobierno conservador provocó disputas en un sector del mismo partido, lideradas por Marceliano Vélez y Carlos Martínez Silva, dado el vacío de poder cuando en 1898 José Marroquín gobernó provisionalmente, por la enfermedad del presidente Sanclemente. De esta manera, en 1899 el bando liberal, liderado por Rafael Uribe Uribe, realizó otro levantamiento en Santander que dio inicio al conflicto.
Las zonas principales de esta guerra civil fueron Tolima, Costa Atlántica, Santander (que acogió las batallas de Peralonso y Palonegro) y Panamá, territorio que los liberales tomaron el 1901 al mando del General Benjamín Herrera. Estos movimientos prolongaron el conflicto más tiempo, pero al final motivaron la campaña de Rafael Reyes en 1902, quien bajo la premisa de retomar el control de Panamá, inició su objetivo de ser presidente. Debido al agotamiento y las pocas probabilidades de éxito para los liberales, la guerra finalizó en 1902 con la firma del tratado de Wisconsin por el General Herrera y el tratado de Neerlandia por Uribe Uribe. Las consecuencias que trajo consigo fueron a nivel económico y social, en concordancia al alto índice de mortalidad, junto a la separación de Panamá en 1903.
Es importante señalar que esta pieza dialoga bastante bien con otros objetos de la colección de Lux non occidat que también abordan este periodo como los son El Borrador del Tratado de Wisconsin (1903) y El Noticiero Liberal (1900). Una muestra de cómo el Museo sigue construyendo, exponiendo y resguardando los vestigios y el patrimonio de este momento determinante dentro la historia de nuestro país.