Las aulas no pueden perder la batalla

Nelson Hernán Gómez Tejada
Director de Promoción y Mercadeo

Factores económicos, sociales, e incluso demográficos han venido afectando recientemente el número de estudiantes matriculados en las instituciones de educación superior del país, en particular aquellas de tipo privado. Hemos visto en los últimos meses decenas de titulares en los medios de comunicación respecto de los cupos que se estarían perdiendo en instituciones públicas, y también los grandes descuentos que están ofreciendo algunas privadas para llevar a sus aulas más estudiantes. El trasfondo: Llegar a la universidad presenta para los jóvenes más dificultades que facilidades, lo que, sumado a problemáticas de empleo y remuneración al graduarse, y el eco que cobran algunas voces desafiantes, pero a la vez irresponsables, que invitan a desconocer el poder de la educación, nos llevan hoy por un peligroso camino que conduce a la ignorancia y con ella a la pobreza y el subdesarrollo.

Pese a que según el más reciente informe entregado por el Sistema Nacional de Información de Educación Superior (SNIES) la tasa de cobertura en educación superior, indicador que da cuenta del acceso de los jóvenes en este nivel de formación, se ubicó en 53,94 por ciento para el 2021, presenta un crecimiento de 2,36 puntos porcentuales frente a la registrada en 2020 (Gráfica 1, Evolución de la matrícula universitaria en el país); la realidad es que esta presenta, en general en el mismo informe, un panorama de estancamiento y para las universidades privadas una disminución en la matrícula de cerca de 37 mil estudiantes (-3,27 por ciento menos), tendencia que además se presenta desde 2017.

Gráfica 1: Información histórica de matriculados. Fuente: Sistema Nacional de Información de Educación Superior (SNIES)

No es cierto que estudiar una carrera universitaria o un programa de posgrado del nivel de una especialización, maestría o doctorado, hayan perdido el sentido o que hayan dejado de ser necesarias; muy por el contrario, el mercado es hoy más exigente y la competencia mucho más fuerte; sumado a que “la acumulación de capital humano y el acceso a educación de calidad son determinantes fundamentales del desarrollo sostenible, la movilidad social, el crecimiento de la productividad laboral y la distribución del ingreso. Así mismo, la capacidad de una economía para crecer, innovar y aumentar los ingresos reales de las personas está asociada a la calidad de la educación y formación a la que tenga acceso la fuerza laboral (Hanushek, 2012)[1].

 

Según el Estudio de Remuneración Salarial 2021 para Colombia de Michael Page, reconocida firma consultora de recursos humanos y selección de personal, tan solo en el sector de FMCG, bienes de consumo de rápido movimiento por sus siglas en inglés: Fast Moving Consumer Goods y el de Retail que comprende la venta al detalle o consumo minorista, las posiciones más demandadas a nivel gerencial en FMCG tienen salarios entre los 8 y los 27 millones, siendo la más alta y con mayor demanda la de gerencia de mercadeo 360 con un salario mínimo estimado de 22 millones.

(Imagen 1: Tablas salariales FMCG. Estudio de remuneración salarial 2021 para Colombia de Michel Page, p. 43)

 

Desconocen quienes exaltan a contados personajes que han logrado sobresalir o acumular grandes cantidades de dinero sin ir a la universidad, el sesgo de supervivencia (survivorship bias) término acuñado por ingenieros aliados durante la segunda guerra mundial, que se dieron cuenta que habían estado reforzando erróneamente las partes que más impactos de bala presentaban los aviones que regresaban, cuando debían reforzar realmente los puntos que no solían presentar impactos, pues si los aviones recibían impactos en estas partes, se estrellaban, motivo por el cual no regresaban y los que volvían no mostraban daños en dichas partes[2], situación que en nuestro análisis correspondería a unos pocos, quienes sin mayor formación profesional triunfaron, dejando a millones de personas que en el mismo camino fracasaron o vieron reducidas sus oportunidades de mejorar su calidad de vida, precisamente por carecer de educación formal, un título universitario, o el valioso conocimiento que se adquiere en las aulas; y que esos mismos pocos casos de éxito se acercan más a convertirse en el equivalente al ganador de una lotería, que a un común denominador, o mucho menos o al número de profesionales exitosos que han mejorado sus condiciones, las de su familia, y han aportado a la economía y al país, a partir del conocimiento que adquirieron en una universidad y que ponen en práctica a diario desde sus lugares de trabajo y en los diferentes sectores en los que se desempeñan. Debemos dejar de exaltar a quienes triunfan sin ir a las aulas y dejar de reforzar la idea de que la universidad no es necesaria para el éxito y, por el contrario, incentivar y facilitar que lleguemos a ella.

 

Imagen 2

Se ha quebrado un cristal en nuestra sociedad y como lo demostró el profesor Philip Zimbardo a través de la teoría de las ventanas rotas[3], y si no lo reparamos ágilmente, muy pronto tendremos a todo el sector educativo derrumbándose, y con él la economía, la calidad de vida de millones de familias y cualquier posibilidad de progreso o desarrollo. ¿Por dónde comenzar? El Externado ha trazado una hoja de ruta que bien podría servir de ejemplo para otras instituciones, e incluso al gobierno, y que consiste en una estrategia integral para recuperar el valor supremo de la formación universitaria; recuperar esa imagen aspiracional de antaño que atraía a los jóvenes a desear aprender y a obtener un título profesional o de posgrado; y finalmente a garantizar que la promesa de valor de la formación universitaria se cumpla en tres aspectos fundamentales: mejorar la calidad de vida de quien se forma y su entorno a través del aumento de las posibilidades de ocuparse o emprender y generar mayores ingresos; otorgar prestigio, reconocimiento y la posibilidad de escalar posiciones laborales de muy alto nivel a quien la adquiere; y finalmente, y quizás la más importante, contribuir como el principal motor de cambio, generación de progreso y desarrollo, erradicación de la pobreza, y de transformación de la sociedad a través del conocimiento que genera y pone en práctica quien se forma en sus aulas.

“El Externado ha trazado una hoja de ruta que bien podría servir de ejemplo para otras instituciones, e incluso al gobierno, y que consiste en una estrategia integral para recuperar el valor supremo de la formación universitaria”

Para la Universidad Externado de Colombia atraer más estudiantes no se trata de aumentar matrícula o generar mayores ingresos, se trata como su lema promulga de brindar educación para la libertad, de aportar a la transformación de la sociedad, al progreso y al desarrollo del país y de la humanidad; de allí que su estrategia para llevar más jóvenes, pero también adultos a las aulas, sea garantizar precios racionales y asequibles a la mayoría de personas independiente de su condición económica (Imagen 1 infografía precios); facilidades económicas para su matrícula, a través de alivios y aliados financieros dispuestos a apostarle al futuro de quienes quieren ingresar a través de múltiples opciones de crédito, algunas de ellas condonables; programas que se sintonizan con la demanda del mercado laboral, vanguardistas, actualizados, con enorme futuro, basados en una educación de calidad que los hace altamente competitivos desde que se están formando y al salir; acompañamiento permanente en su ubicación laboral y para que día a día puedan mejorar la posición que ocupan; y sobre todo desempeñando como Universidad un rol activo y protagónico nacional e internacionalmente el cual le permite aportar institucionalmente y a través de sus docentes, estudiantes y egresados a la solución de las principales problemáticas y retos que enfrenta la humanidad (imagen 6 estudiantes labor social).

Colombia, pero en general ningún país del mundo, se puede permitir hoy que la educación universitaria pierda la batalla, por que si la pierde perdemos todos. Sin educación formal y de calidad no hay conocimiento y sin conocimiento no hay futuro.

Referencias

[1] Informe Nacional de Competitividad 2021 – 2022, del Consejo Privado de Competitividad, p. 185.

[2] Sesgo de supervivencia en marketing, Digital Guide Ionos, https://www.ionos.es/digitalguide/online-marketing/vender-en-internet/sesgo-de-supervivencia-en-marketing/

[3] Zimbardo, P. (1969). Teoría de las ventanas rotas. Escuela de Psicología Social de la Universidad de Stanford (EE. UU.).